Page 194 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Una botella de Gran Vino Tinto de Dalaran —dijo y el conde asintió y se fue.
           El  rey  volvió  la  mirada  a  Fredrik—.  Eres  un  posadero.  Estoy  seguro  que  estarás

           familiarizado con mi selección.


                    Fredrik en verdad estaba familiarizado con la cosecha, pero no era algo que se
           pidiera mucho en el Orgullo de León pues el precio era muy elevado.


                    —Te estoy ofreciendo una copa ahora porque vamos a brindar por un hombre
           muy valiente —prosiguió el rey— Y entonces voy a pedirte si tú estarías, si fuera posible,

           dispuesto a hacer algo muy valiente.

                    Fredrik asintió


                    —Por supuesto, señor. Como usted desee.


                    La sacerdotisa apoyó una mano gentil en su brazo.


                    —Sé que es difícil no estar nervioso, pero te prometo que eres libre de marcharte
           en cualquier momento. La petición de Su Majestad es sólo eso, no una orden.


                    Fredrik sintió un poco de su temor disminuir, y su corazón, que había estado
           latiendo  furiosamente  desde  que  el  mensajero  había  llegado  a  la  posada,  finalmente

           comenzó a desacelerarse a pesar del ceño fruncido del hombre mayor.

                    —Gracias, Sacerdotisa.


                    Anduin continuó.


                    —Tengo entendido que perdiste a tu hermano por el Azote. Quiero que sepas que
           lamento mucho tu pérdida.


                    Eso no era en lo absoluto lo que Fredrik estaba esperando. Sintió que le habían
           dado  un  golpe  en  el  estómago.  Pero  los  ojos  azules  del  joven  rey  se  mantuvieron

           amistosos y compresivos y Fredrik se halló hablando libremente.


                    —Sí —dijo Fredrik—. Éramos cercanos de niños. A Frandis siempre le gustó
           jugar con espadas. Era bueno en ello, mucho mejor que yo. Obtuvo un trabajo cuidando
           caravanas con provisiones de los rufianes. Iba de aquí a Ironforge o a donde quiera que
           las caravanas fueran. Ese día fueron a Lordaeron.


                    El muchacho —¡no, Fredrik, el rey!— bajó la mirada por un minuto.


                    —Y tú pensaste que Frandis murió, ¿verdad?


                    Esperanza repentina embargó al posadero.




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