Page 198 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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en el proceso, pero el joven rey los había rechazado. Era algo amargo, pero no confiaba
que fuera imparciales. Había visto que tan infeliz había estado Genn con Fredrik Farley.
La gente necesitaba entender lo que podrían encontrar, pero no necesitaban ser
intimidados a negarse.
Anduin había sido informado de que el sentimiento negativo no era limitado a sus
consejeros. Guardias y la gente de Shaw habían reportado que había murmullos en
algunas tabernas y en las calles. A los guardias se les había ordenado interrumpir esas
conversaciones si rozaban la sedición o se volvían violentas. Hasta ahora nada adverso
había sucedido: el odio expresado, reportaban los guardias, era hacia Sylvanas y la Horda
por lo que le habían hecho a sus seres queridos. Algunos aún creían que la muerte era
mejor que convertirse en “monstruos”.
La comunicación entre él y la Reina Alma en Pena continuó de forma
sorprendentemente buena. Habían elaborado un conjunto de reglas a la cual cada uno
aceptó atenerse y que incluso había sido revisada por sus consejeros para propósitos de
seguridad. Todos estaban, aunque no precisamente felices, aprobando el lugar
seleccionado, los números escogidos y los pasos que se seguirían desde la llegada de las
fuerzas de cada facción hasta el tiempo y la forma de su partida.
En un punto, Genn había confrontado a Anduin y le había preguntado sin rodeos.
—¿Cómo puedes trabajar tan fácilmente con la criatura que traicionó a tu padre?
¡Hay más sangre en sus manos que agua en el océano!
—No es fácil —había respondido Anduin—. Y efectivamente ella tiene sangre en
sus manos. Todos la tenemos. No, Genn. No puedo cambiar el pasado. Pero si esto se
desarrolla bien, entonces puedo cambiar el futuro: una persona, una mente, un corazón a
la vez. Y tal vez eso será suficiente para que un nuevo brote de guerra provocado por la
Azerita no nos aniquile a todos.
Los días pasaron. Anduin y Calia continuaron reuniéndose con aquellos cuyos
nombres estaban en la lista proporcionada. Algunos eran como Fredrik: individuos que
batallaban con el concepto de un renegado como “persona” pero anhelaban una conexión.
Otros, aunque habían expresado una disposición a reunirse con su pariente renegado en
la carta, fueron considerados no aptos. Calia era una observadora perspicaz y Anduin
confiaba en las viejas heridas que había obtenido por la Campana Divina para guiar sus
decisiones. Y a veces, tristemente, era bastante obvio que la “reunión” hubiera resultado
en violencia.
Había una tendencia subyacente a la hostilidad, un acallado deseo de castigar a
los renegados simplemente por el acto de haber muerto y ser renacidos. Otros, usualmente
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