Page 207 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—La esperanza es lo que tienes cuando todo lo demás te ha fallado —dijo—. En
           dónde  hay  esperanza,  haces  espacio  para  la  sanación,  pues  todas  las  cosas  que  son

           posibles, y algunas que no lo son.


                    Sus ojos brillaron y ella le dedicó una sonrisa temblorosa.

                    —Tú entiendes —dijo.


                    —Lo hago —dijo— Y sé que tenerte participando en la Reunión es lo correcto —

           mientras hablaba, sintió una calidez y una calma invadirlo. Esa calidez viajó desde sus
           manos aferradas a Calia, y vio que las arrugas alrededor de sus ojos y boca disminuyeron,
           su cuerpo se relajó.


                    Lo que sea que ocurriera, ese actor de bondad era lo correcto. Anduin tenía que
           esperar que no pagaran un precio muy alto por ello.





                                            TANARIS








                    El equipo del ingeniero goblin y la mineralogista gnoma encontró su ritmo. Saffy

           interrogó a Grizzek acerca de todo lo que sabía acerca de su “jefe”, y lo destrozaba ver su
           rostro, usualmente tan alegre y animado —especialmente en los últimos días— volverse
           sombrío  y  más  retraído.  A  veces  Grizzek  se  reprimía  acerca  de  cómo  su  gente  eran

           consideraros o, con mayor exactitud, injuriados. No todos los goblins estaban dispuestos
           a vender objetos peligrosos a precios descabellados. Había algunos que incluso eran bien
           considerados: Gazlowe, quien operaba a las afueras de Trinquete, al sur de Orgrimmar,
           vino a su mente.


                    Pero Jastor Gallywix era el epítome de lo peor que podía decirse posiblemente

           acerca de los goblins. Era astuto, egoísta, arrogante, completamente despiadado y libre
           de  remordimiento.  Él  incluso  había  vendido  a  su  propia  gente  en  la  esclavitud  justo
           después de que llegó el Cataclismo, por todos los cielos. Grizzek y su querida Punkin se

           habían vuelto tan absortos en la asombrosa magnificencia de la Azerita, que había perdido
           de vista lo que seguramente estaba realmente en el corazón del deseo de Gallywix de
           aprender sobre ella: su habilidad para matar a quien el goblin escogiera.


                    —Todo esto es mi culpa —dijo Grizzek en algún momento, más miserable de lo
           que  jamás  había  sido  en  su  vida—.  Nunca  debí  haber  confiado  en  que  Gallywix






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