Page 204 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—Todos hacemos lo que debemos —dijo Calia—. Yo no era la heredera directa.
           Yo no tengo tus responsabilidades. Si las tuviera, hubiera accedido sin protestar. Pero

           Arthas era el heredero, el primogénito y mientras crecía, Papá comenzó a centrarse más
           en él. Parecía como si él y Jaina pudieran ser la pareja perfecta, una unión por amor

           además de una simplemente política. Al menos hasta que Arthas por alguna razón decidió
           que no era perfecta.


                    Ella hizo una pausa, entonces alzó la mirada hacia él.


                    —Jaina… He temido preguntarte. Ella…

                    —Ella está viva —se apresuró para tranquilizarla—. No sabemos en dónde se

           encuentra, pero puede cuidarse por sí sola —no le habló de los esfuerzos de Jaina o de su
           aparente  abandono  de  la  Alianza.  Calia  ya  tenía  suficientes  tristezas  en  su  corazón.
           Anduin no tenía deseos de añadirlos a menos que ella lo pidiera.


                    Sus palabras parecieron ser suficientes para ella. Ella sonrió, sus ojos distantes y
           dijo.


                    —Me alegro. Era muy querida para mí cuando éramos jóvenes. Cuando el mundo
           era menos cruel que ahora. Y con lo que Arthas se convirtió… Estoy muy agradecida de

           que ella no se hubiera casado con él.


                    —Pero mientras los ojos de Papá estaban en mi hermano, yo dirigía mi propia
           rebelión silenciosa. Me enamoré de alguien a quien Papá jamás habría aprobado: uno de
           los lacayos. Nos robamos todos los momentos que pudimos, y una vez, en la oscuridad

           de la noche, nos escapamos y le rogamos a una sacerdotisa que nos casara. Al principio
           se negó, pero insistimos. Volvimos una y otra vez, mi dulce amor y yo, y al final, con la
           bendición de la Luz, nos casamos.


                    Su mano bajó hasta su vientre, ahora plano pero alguna vez abultado por un hijo.


                    —Cuando estuve segura de que estaba encinta, se lo confié a Mamá. ¡Oh, estaba
           furiosa conmigo! Pero se dio cuenta por mi cara que eso era amor verdadero y le aseguré
           que  mi  hijo  sería  legítimo. Padre  estaba  demasiado  ocupado  con  Arthas  para  objetar

           demasiado cuando mi madre y yo nos fuimos a un largo retiro a las partes más alejadas
           del reino.


                    La mano de Calia dejó de moverse en su abdomen y ambas manos se volvieron
           puños.


                    —Llegué  a  abrazar  a  mi  pequeña  y  hermosa  hija  y  cuidarla  durante  algunas
           semanas antes de que se decidiera que mi esposo la criaría lejos de Lordaeron e ignorante

           de su derecho de nacimiento. Mamá prometió que cuando llegara el momento correcto


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