Page 230 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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—No hemos visto nada que indique engaño de parte de la Horda. Ellos parecen
tener a los números correctos y mantener sus posiciones.
Anduin sintió un revuelo dentro de su pecho que rápidamente calmó con un
respiro hondo. A pesar de toda su insistencia de que esto no provocaría una guerra,
compartía las preocupaciones de sus consejeros. Sylvanas era de verdad una buena
estratega y casi con certeza tenía planes que incluso el SI:7 se había visto incapaz de
descubrir.
Aunque, por el momento, haría a un lado esa aprensión. El Arzobispo Faol y Calia
estarían liderando un servicio dentro de poco y antes de eso él tendría que moverse entre
aquellos que habían sido lo suficientemente valiente —y quienes amaban lo suficiente—
para aceptar la oportunidad de reunirse con la gente que no sería como eran en los
recuerdos pero que estarían presentes. Estarían, tanto como le era posible a los renegados,
vivos.
Aunque quedaba algo del viejo santuario del fuerte. Era más que suficiente para
albergar a diecinueve civiles que habían venido a formar parte de la reunión, los
sacerdotes y otros soldados que quisieran unírseles. Faltaban algunas maderas en el techo
y gotas de la llovizna cayeron en algunos de los que se habían reunido. A nadie parecía
importarle. La esperanza brillaba en sus rostros en el día gris, y Anduin se conmovió con
esas expresiones. Esto, meditó, es cómo combates el miedo y los largos rencores. Con
esperanza y corazones abiertos.
Calia y Faol esperaron hasta que todos estuvieran reunidos y entonces Faol habló.
—Primero, quisiera asegurarles que pocas personas disfrutan aguantar hasta el
final un servicio religioso durante mucho tiempo en los mejores momentos. Y hoy —
continuó, mirando hacia las nubes grises—, basta con decir que les ahorraré pasar una
prolongada sesión de pie en un viejo edificio con corrientes de aire.
Hubo algunas risillas y sonrisas. Turalyon estaba de pie junto a Anduin y dijo en
voz baja
—Todavía se están acostumbrando a la idea de un sacerdote renegado.
Anduin asintió.
—Era de esperarse. Por eso le pedí a Calia que participara también. Verlos a los
dos lados a lado, sacerdotes de la Luz, obviamente cómodos con el otro, es una buena
introducción para lo que van a encontrar dentro de poco.
—¿Alguien ya la reconoció?
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