Page 232 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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de ellos había dicho nada acerca de espías. Su presencia era otro motivo para preocuparse
por Calia y ella estaba bajo instrucciones estrictas de mantener la capucha de su capa
puesta cada vez que se aventuraba fuera de un espacio cerrado.
Muchos regresarían a los barcos a dormir, aunque otros habían pedido quedarse
dentro del Castillo de Stromgarde. Se les había suministrado mucha comida, agua potable,
tiendas y leña seca para su comodidad. Anduin los observaba mientras se marchaban de
la capilla, algunos en grupos de nuevos amigos encontrados, otros en soledad. Algunos
se quedaron atrás para hablar con Calia y Faol y eso hizo sonreír a Anduin. Entre ellos,
notó a la apasionada y voluntariosa Philia, que parecía casi de forma palpable, irradiar
alegría a Emma, una mujer mayor que había perdido a muchos por la guerra de Arthas
contra los vivos, una hermana y su familia y más trágicamente, a los tres hijos de Emma.
“La vieja Emma” como Anduin había aprendido que algunos la llamaban, no era la mujer
más resistente y su mente tenía una tendencia a divagar. Pero parecía alerta y su color era
bueno mientras hablaba primero con Calia y después, con precaución, con Faol.
—En muchas formas, he aprendido que lecciones en los últimos meses que en mil
años —dijo Turalyon, siguiendo la mirada de Anduin—. Hay mucho sobre lo que he
estado equivocado.
—Genn todavía piensa que es una mala idea.
—Tiene todo el derecho de preocuparse. Sylvanas es… resbaladiza. Pero nadie
puede conocer de verdad el corazón de otro. Tienes que tomar la mejor decisión con la
información que tienes, y con tus propios instintos. Genn se alimenta de ira y odio, no
todo el tiempo, pero seguido. Tú y yo nos alimentamos de otras cosas.
—La Luz —dijo Anduin en voz baja.
—Sí, la Luz —convino Turalyon—. Pero debemos dejar que nos guíe, no que nos
ordene. También tenemos nuestras propias mentes y corazones. También deberíamos
usarlos.
Anduin no dijo nada. Había escuchado de las batallas que Turalyon y Alleria había
librado por un milenio. Sabía que habían sido devotos de una Naaru llamada Xe’ra,
quienes, pensaban, había personificado lo que más amaban de la Luz. En cambio, Xe’ra
se había revelado dura e implacable y también peligrosa.
—Un día pronto —dijo Anduin al final—. Hablaré contigo sobre tus experiencias
con la Luz. Pero por ahora, entiendo tus palabras y concuerdo con ellas.
Turalyon asintió
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