Page 38 - WORLD WC Antes de la Tormenta
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enemigos, debemos sanar y recuperar a nuestra gente y a un mundo que está terriblemente
herido. Y —Anduin agregó—, debemos proteger y estudiar un recurso que ha llegado a
mí hoy. Todo esto representa un nuevo montón de retos.
Anduin pudo sentir la pequeña piedra dorada y azul en su bolsillo, resguardad ahí
tranquila y benevolentemente. Sabía muy poco acerca de ella, pero sí sabía una cosa: no
era nociva, aunque entendía perfectamente que podría usarse para propósitos oscuros.
Incluso los Naaru podrían.
Anduin sacó el pañuelo.
—Ésta mañana, el Maestro Espía Shaw me habló acerca de sus descubrimientos
en Silithus. No solamente han emergido grandes fisuras que se extienden desde donde la
espada de Sargeras empaló al mundo, sino también esas fisuras han revelado una
sustancia hasta ahora desconocida. Es… única. Es más fácil mostrárselas que hablarles al
respecto.
Le tendió el pañuelo a Velen, quien reaccionó igual que lo hizo Anduin. El draenei
respiró con sobresalto. Casi ante los ojos de Anduin, años, décadas, de sufrimiento
parecieron desaparecer. Tan profundo como había sido experimentarlo por sí mismo, casi
fue más impactante para Anduin presenciar el efecto que el material tenía en los demás.
—Por un momento creí que era una pieza de un Naaru —Velen habló—. No lo
es, pero la sensación es… similar.
Los Naaru eran criaturas benevolentes hechas de energía sagrada. Nada era más
cercano a la Luz que ellos. Cuando Anduin estudió con los draenei en el Exodar, pasó
mucho tiempo en presencia del Naaru O’ros. La bella y benevolente criatura había sido
otra víctima de la guerra y la memoria de ese tiempo ahora estaba teñida con dolor. De
cualquier modo, Anduin recordó las emociones que O’ros había engendrado y estuvo de
acuerdo con la valoración de Velen.
—Aunque —Velen agregó—, aquí existe tanto un gran potencial para hacer daño
como para hacer el bien.
Greymane la agarró después. Parecía aturdido por lo que estaba experimentando,
casi confundido, como si una creencia profunda, firmemente arraigada se hubiera
destruido. Después frunció el ceño, las líneas alrededor de sus ojos se profundizaron y
empujó la piedra de color miel hacia Shaw.
—Lo admito —dijo con voz ronca, dirigiendo sus palabras a los dos, el rey y el
Maestro Espía—. Creí que tal vez estaban exagerando. No era así. Ésta cosa es poderosa,
y peligrosa.
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