Page 102 - SAN FERNANDO DE OCCIDENTE. ELEMENTOS DE SU TRADICIÓN
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casa, tambaleándome como un soldado herido. Anduve largos
trechos, pero no pudiendo más, caí al suelo en medio del sendero.
Cuando desperté, reconocí mí cuarto; me encontré limpio, lleno de
vendajes y rodeado de gente. Murmullos. Voces afuera.
Comentarios. Habían resuelto llevarme a Mompox, pues me veían
muy grave. Y me embarcaron, alrededor de la seis de la tarde, en
una lancha que bajaba por el Magdalena, vía al hospital.
Ahora que estoy en mi casa, convaleciendo, pienso cual hubiera
sido mí suerte si el machetazo dado por Antonio hubiera cercenado
en mi brazo, y si no hubiera encontrado el cuchillo donde yo lo
llevaba. No les estuviera relatando esta historia, amigos sino que
desde hace mucho tiempo ya sería abono de la tierra.
Alguien me sacó de mis pensamientos, con sus gritos.
- ¡Pepe! ¡Pepe! ¡Mira! – decía Antonio mostrándome algo. Era mi
cuchillo que se llevó el animal entre sus costillas y que encontraron
por casualidad unos pescadores en las mismas orillas de las
ciénagas. Las huellas en el lugar del hallazgo eran ya viejas. Más
no dejó ningún otro rastro. Se fue para siempre. Se perdió el
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trofeo. Lástima.”
Composiciones Carnestolendas
En época de Carnaval era costumbre dramatizar o recitar acontecimientos
del discurrir diario, de manera jocosa y satírica, una muestra, es la siguiente:
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GUZMÁN NIETO, Federico. Magazín Dominical, El Espectador, Junio 13 de 1971
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