Page 22 - SAN FERNANDO DE OCCIDENTE. ELEMENTOS DE SU TRADICIÓN
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porque los alambiques estaban ocultos en los montes igual que el animal
llamado Ñeque, también era conocido como el esguazapan, el cual compite
de tu a tu con el ron oficial, motivo que lleva a las autoridades y los guardas,
a perseguir y destruir estos destiladeros.
Sin embargo, la gente siguió produciendo este ron, hasta el punto que hoy
en día, ya no es considerado un trago para los pobres por lo barato, como lo
era antes, sino que la gente de bien, también lo está consumiendo y ahora
más que nunca, al saberse que este trago tiene poderes afrodisíacos.
FÁBRICAS DE JABÓN Y VELAS DE CEBO
Desde tiempos inmemoriales existieron en San Fernando, dos fábricas de
jabón y de velas de cebo. La una propiedad de la señora María de la Paz
Pérez de Silva y Dormelina Silva Pérez, hija de ésta y, la otra, de Ubaldina
Silva. En estas fábricas artesanales, se producía dos productos de primera
necesidad en la comunidad: el “jabón de monte” y la “vela de cebo”, como
popularmente se les llamaba.
Para la preparación del jabón de monte, se picaba el cebo de res, con hojas
de plantas aromáticas (matarratón, naranjo agrio) y almidón de yuca, éstos
componentes se ponía a hervir en agua en unas calderas grandes llamadas
pailas, durante varios días, en el transcurso de los cuales, se les vaciaba un
producto químico denominado “lejía”, destilado de unos aparejos de bejucos
llamados destiladeros, que contenían cenizas tapizada en hojas de plátano, a
los cuales se les echaba agua y se les dejaba destilar gota tras gotas y se
almacenaba en unos botellones grandes llamados damajuanas. Cristalizado
el producto, se vaciaba en unos moldes prefabricados en madera, de donde
se procedía a cortar los panelones de jabón, una vez enfriada la plancha.
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