Page 28 - Brugger Karl Crnica de Akakor
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doradas no regresaron. Los cielos estaban vacíos, sin brisa, sin sonido alguno. El
                  cielo siguió vacío.
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                  El lenguaje de los Dioses
                  En el lenguaje de los Blancos Bárbaros, Ugha significa «aliado», «juntado»; Mongu
                  significa «escogido», «elegido»; y Lala significa «tribus». Los Ugha Mongulala son
                  las Tribus Escogidas Aliadas. Una nueva era comenzada para ellos tras la partida
                  de los Maestros Antiguos. Nunca más los Dioses superiores gobernarían su
                  imperio, cuyas fronteras se hallaban entre si a muchas lunas de distancia. Ahora
                  los Ugha Mongulala gobernaban entre los dos océanos: a lo largo del Gran Río. en
                  las colinas bajas del Norte y en las lejanas llanuras del Sur. Los dos millones que
                  constituían las Tribus Escogidas gobernaban sobre un imperio de 362 millones de
                  personas, ya que a lo largo de los siglos los Maestros Antiguos habían sometido a
                  otras tribus. Los Ugha Mongulala gobernaban sobre veintiséis ciudades, sobre
                  poderosas fortificaciones fronterizas y sobre las residencias subterráneas de los
                  Dioses. Únicamente tres complejos religiosos — Salazere. Manoa y Tiahuanaco—
                  quedaron fuera de su jurisdicción por instrucciones explícitas de los Padres
                  Antiguos. Ina, el primer príncipe de los Ugha Mongulala. se veía frente a enormes
                  tareas.
                  Sé solamente unos pocos detalles sobre el período que siguió a la partida de los
                  Maestros Antiguos. La primera Gran Catástrofe cae como una losa sobre los
                  acontecimientos de los trece primeros años de la historia de mi pueblo. Según los
                  sacerdotes, Ina gobernó sobre el más grandioso imperio que jamás haya existido
                  sobre la Tierra. Estaba dirigido por los Ugha Mongulala. quienes hacían que las
                  leyes se cumplieran. Sus
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                  guerreros protegían las fronteras de las incursiones de las tribus salvajes. 360
                  millones de aliados les debían fidelidad, pero tras la primera Gran Catástrofe se
                  rebelaron contra el gobierno de los Ugha Mongulala, rechazaron el legado de los
                  Dioses y olvidaron rápidamente su idioma y su escritura. Se convirtieron en
                  degenerados.
                  El quechua, que es como los Blancos Bárbaros denominan nuestro idioma, se
                  compone de buenas y sencillas palabras que son suficientes para describir todos
                  los misterios de la Naturaleza. Ni siquiera los incas conocen la escritura de los.
                  Dioses. Existen 1.400 símbolos, que producen significados diferentes según su
                  secuencia. Los signos más importantes son el de la vida y el de la muerte,
                  representados por el pan y por el agua. Todas las anotaciones de la crónica
                  comienzan y terminan con estos símbolos. Tras la llegada de los soldados
                  alemanes en el año 1942. según el calendario de los Blancos Bárbaros, los
                  sacerdotes comenzaron a registrar los acontecimientos también en el idioma de las
                  Tribus Aliadas. El idioma, el servicio a la comunidad, la veneración de lo antiguo y
                  el respeto al príncipe son las cosas más importantes documentadas desde los
                  años anteriores a la primera Gran Catástrofe. Suponen la evidencia de que en los
                  10.000 años de su historia mi pueblo se ha guiado por un único objetivo: preservar
                  el legado de los Maestros Antiguos.
                  Signos ominosos en el cielo
                  Había signos extraños en el cielo. El crepúsculo cubría la superficie de la Tierra. El
                  sol brillaba todavía, mas una bruma grisácea, grande y poderosa, comenzaba a
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                  oscurecer la luz del día. Signos extraños se mostraban en el cielo. Las estrellas
                  parecían piedras perezosas. Sobre las colinas se cernía una niebla venenosa. Los
                  árboles desprendían un fuego maloliente. Un sol rojo y un sendero negro se
                  cruzaban entre sí. Negro, rojo, las cuatro esquinas de la Tierra estaban rojas.
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