Page 104 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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las orillas atlánticas, se internó en el escenario grandioso de los
bosques y abarcó el variado panorama de valles, montes, prade-
ras y ríos, nacieron una veneración y un culto de un orden supe-
rior, que el Licenciado Polo de Ondegardo define en los siguien-
tes términos en su Relación de las Religiones y Ritos de los anti-
guos peruanos:
“...La veneración de fuentes, manantiales, ríos, cerros, que*
bradas angostas, collados, cumbres de monte, cuevas, Arco Iris y
demás fenómenos atmosféricos...”; capítulos—decimos nosotros
del cidto de la Naturaleza en cada uno de cuyos variados aspectos
creyó distinguir el receptáculo de un tanto del espíritu de sus
achachilas, machalas, ayas, huañucs o antepasados.
En menos palabras: la humanidad de aquella primera hora
de la historia de América veneró durante los trances de su trán-
sito secular a través de la selva aborigen, madre de alimañas y
de misterios, cuanto supuso dotado de un influjo benéfico, a im-
pulsos de un indefinido terror a lo desconocido . y de una necesi-
dad instintiva de creer y esperar que los siglos no han debilitado.
Mas, disipados que fueron los apremios de aquella primera
hora y llegados los años de sosiego y bienandanza al pie de las
estribaciones menores de la Cordillera de los Andes, el muerto,
abandonado antaño a la voracidad de las fieras de la espesura,
mereció honras y cuidados fúnebres que culminaron más tarde en
un culto propiamente dicho.
El cadáver andino asumió desde ese momento la postura ri-
tual que los distingue, esto es, la postura sentada del que, al cabo
de una larga peregrinación sobre la faz de la tierra, se sienta a
descansar por toda la eternidad postura no caprichosa, ni nacida
de un simple azar, sino racional y lógica, dados los antecedentes que
acabamos de rememorar.
La postura representada en los adjuntos grabados de momias
aimaroquechuas, fué ritual en toda la extensión de la palabra.
Ella cupo dentro del marco de las añoranzas milenarias que
una raza no olvida.
Alguna vez, antes de darnos cuenta de la repercusión que