Page 109 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
P. 109
,
HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN PERUANA 105
Ayamaren: distrito de los muertos.
Amayamarca, igual significación.
Ayapata: alto de los muertos.
Machala: los viejos, los antepasados, los Muertos.
El culto de los muertos se exteriorizó llorando delante de sus
restos, en términos que, de venerar, reverenciar y llorar se hizo una
cosa sola: huacay, y se denomnó huaca (“lloro”) tanto al túmulo
fúnebre, en cuyo seno descansaron los difuntos, cuanto a los ca-
dáveres mismos y a los tiestos y demás despojos fúnebres conteni-
dos en su enterramiento.
Fue Yaguar Huacac, nombre cuya verdadera traducción es:
el que lloró (o ventero) delante de la sangre séptimo inca de la
serie de Ondegardo y personificación del aillo levítico del Cuzco,
el que dictó modalidades rituales definitivas para el culto de los
antepasados, delante de cuyos enterramientos lloraron los aillos,
en conformidad a los vínculos de la sangre, que es como si dijé-
ramos en conformidad a sus orígenes y afinidades.
Tenemos a la vista mientras trazamos estos renglones el estu-
dio que el malogrado americanista don José Sebastián Barranca
consagró a la raíz filológica kam, cabeza de proceso, según él, del
nombre Kon (síncope, según dejamos insinuado, de Kontata), en
que él creyó ver una suerte de Plutón andino, o sea una a modo de
divinidad del fuego subterráneo y de los temblores.
Por mucho que cansideremos digno de nuestro mayor respeto
al hombre que consagró cincuenta años de su vida a los estudios de
que nosotros llevamos consagrado buena porción de la nuestra,
no podemos eximirnos de calificar de no aceptables sus deduc-
ciones, pues si de Kam, raíz “fundamental” filológica, fuera lí-
cito hacer Kon, raíz de igual manera fundamental y autónoma, los
estudios filológicos, entregados al capricho, carecerían de justifi-
cación posible.
El error de Barranca y de otros, así en el caso que analiza-
mos como en otros que podríamos citar, ha consistido en tratar
por lo quechua voces fundamentales aimaras y viceversa, con lo