Page 145 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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     el mayor número de maridos, en forma ya permanente o ya oca-
     sional, o si hemos de ser más explícitos, el mayor número de se-
     mentales, zánganos que fueron de la colmena familiar.
         En aquellos tiempos iniciales de la sociedad andinoperuana,
     fué, como si dijéramos, sagrado el vaso procreador, del que sal-
     drían, cuán numerosos fuese posible, los futuros consanguíneos.
         Al gobierno de la madre propiamente dicha siguió el de la
     hija mayor, dentro de un ritmo femenino estable; la cual hija, si
     para los salidos de su vientre fué madre, fué hermana (“cullaca”)
     para los restantes consanguíneos pertenecientes al aillo.
         La hermana mayor gobernadora, sucesora de la madre gober-
     nadora fué, según dicho es, la cullaca, cuyo nombre, evolucionan-
     do de lo femenino a lo masculino, al tomar el hombre el mando
     de la comunidad, se convirtió en curaca, o cacique.
         Se comprende que durante el gobierno de la cullaca, el aillo
     en formación vegetó en el lugar de su creación, limitándose, por
     lo que hace a su subsistencia, a los recursos que halló a mano.
         Mas, cuando el crecimiento de sus individuos hizo que esos
     recursos escasearan, surgió la necesidad de emigrar en busca de
     tierras de mejor acomodo, venciendo, según fuese el caso, obstácu-
     los  y peligros.
         En aquellos nuevos lances, la cullaca, obligada a consagrarse
     al cuidado de la prole, hubo de ceder el mando del aillo en marcha
     al hermano mayor, el cual tomó para sí el título de la hermana
     en cuyo nombre gobernó, queremos decir el de cullaca, convertido
     en curaca, circunstancia que nos da a entender que detrás del
     ejercicio del mando que aquél ejerció, se mantuvo, vigilante, la
     antigua hermana.
         El ritmo familiar, en virtud del cual el hilacata, o hermano
     mayor, asumió más tarde, en forma permanente el gobierno del
     aillo repercutió en la clasificación de los aillos aposentados en
     una comarca determinada,  y  por ello hubo en cada una de tales
     un aillo mayor designado con los nombres hila, hattun o collaUa,
     el cual primó sobre los restantes  y  dió de sí al cacique mayor de
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