Page 154 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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       así que la lengua eollagua, eollana o colla hablada en el Collao,
       fué verdadera  y  propiamente la lengua inventada  y  hablada por
       los protocollaguas de Tiahuanaco  y  sucesivamente por los Hattun
       Collas  y  los Paucar Collas, de quienes fueron retoño familiar, en-
       tre otras, las estirpes de Juli.
           Desde entonces se comenzó a decir  y  a estampar lengua (lima-
       ra, locución aceptable;  y  11  raza aimara”, locución errada de sana
       planta, debiendo decirse en este caso, para estar en lo justo, raza
       y pueblo eollagua, tratándose de lo anterior a la conquista cas-
       tellana,  y raza  y  pueblo colla tratándose de lo posterior a ello.
           Haqque aru o simplemente aru, han debido decir los collas
       por la lengua hablada por ellos, a tiempo que los quechuas del
       Cuzco dijeron rumasimi por la suya propia, en el sentido de len-
       gua de la gente o en el de lengua gentil por excelencia, algo así
       como excluyendo de la condición de gentileza a toda lengua dis-
       tinta del quechua.
           Ayam aru, en el sentido de lengua o mensaje de los “muer-
       tos” (por medio de los vestigios de la civilización por ellos creada)
       es frase llena de intención que alguna vez vimos grabada sobre
       la portada del Museo viejo de la Paz.
           Se nos objetará, como alguna vez a Markham, que con el nom-
       bre Aimaraes es conocida una de las provincias del departamento
       del Cuzco, cuyos indios hablan la lengua quechua, como los demás
       indios del mencionado departamento.
           A lo cual replicamos que los indios de uno de los ocho repar-
       timientos del antiguo corregimiento del Cuzco, sobre  el cual se
       constituyó la actual provincia de Aimaraes, hablan efectivamente,
       en nuestros días, el quechua, sin que ello impida que en tiempos
       anteriores a aquellos en que se les extrajo de la comarca ribereña
       del Titicaca para trasladarlos a tierra de habla cuzqueña, habla-
       sen la lengua de sus muertos o sea la de sus antepasados, los fun-
       dadores de Tiahuanaco, cuya especificación ayam aru se les apli-
       có como epíteto nacional.
           Los aillos de la región del Lago que poblaron la comarca que
       más tarde se llamó de Aimaraes fueron ocho.
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