Page 198 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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            Escritores hay,  y  entre  ellos  el uruguayo Zum Felde, que
       ven en el nombre Guanacauri una suerte de mote, o de palabra
       mágica, a cuyo conjuro naciera, en forma de ensalmo, la  civili-
       zación del Perú  y  la de la restante América.
            Por pintoresco que ello resulte, cabe decir que la filología
       rechaza semejante versión.
            Hay quienes creen que se ha de decir Huayna Cauri como
       se dice Huayna Potosí, Huayna Putina, Huayna Corcoc, Huayna
       Pisagua, en oposición a Machu Picchu,  y  otros de esta índole.
            Huayna es joven, nuevo, o reciente; machu es viejo, o anti-
       guo, en la lengua quechua.
            Nosotros, inclinados a preferir lo ritual a lo topográfico, siem-
       pre que se trate de lugares que reunieron las condiciones de paca-
       riñas  estamos porque se han de decir Huañaccahua en concor-
       dancia con Cataricagua  y  Pumaccagua.
            Según nuestro entender, se ha de decir Huañaccahuac, en la
       inteligencia de que la voz Imana, que vemos repercutir en los
       nombres geográficos del Perú  y  Bolivia que citamos a continua-
                             u
       ción tiene el valor de  los muertos ”, entendiéndose por tales las
       momias de los antepasados de las diferentes estirpes que intervi-
       nieron en los sucesos  y  ritos concernientes a diferentes colectivi-
       dades  : Huañamarca, Huañacoto, Huañuc (Huánuco) Huañuni
       (huanuni), Tiachuañuc (Tiahuanaco)
            El verbo cahuay de la lengua quechua significa mirar.
            Huañacahuac, o huañacahuari, cualquiera que haya sido la
       estructura gramatical de su origen, ha debido significar el “mira-
       dor de los Muertos” desde el cual los Muertos de los cuatro ayares
       clásicos allí congregados divisaron el valle en que surgiría la urbe
       del Cuzco.
            En la relación de los ceques de los cuatro caminos que salían
       del Cuzco en dirección a los cuatro suyos, del imperio, formada
       por  el Licenciado Polo de Ondegardo, se habla de los altos de
       Guanacauri en los siguientes términos:
            “La Séptima huaca se llamaba Guanacauri, la cual era uno
       de los más principales adoratorios de todo el reino  ;  el más antiguo
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