Page 290 - Historia de la civilización peruana contemplada en sus tres etapas clásicas de Tiahuanaco, Hattun Colla y el Cuzco, precedida de un ensayo de determinación de "la ley de translación" de las civilizaciones americanas
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        rrios privilegiados de la urbe cuzqúeña, un grupo representativo
        dejaba de reinar  y cedía el mando a otro grupo, el cual lo ejerce-
       ría durante un nuevo plazo, que llamaremos pachacútico, para
        entregarlo más tarde a un nuevo grupo,  y  así sucesivamente.
            En otrgs palabras no hubo en la secuela de los nombres ano-
                             :
       tado por Montesinos 8 soberanos llamados taxativamente Pacha-
       cuti, sino 8 plazos, términos o períodos de reinados, interrumpi-
       dos por igual número de interregnos llamados pachacutecs.
            La voz pachacuti consta de dos elementos idiomáticos  pacha
                                                              :
       y  cutic, de los cuales el segundo, según regla de sintaxis quechua,
       rige  y modifica al primero.
            Cutí es voz  pacha es tiempo o espacio susceptible de ser me-
                      ;
       dido filosóficamente por veces términos o alternativas.
                                    ,
           Una cosa que llega a su pachacuti, allí termina, así se trate
       de cosa material o moral, como ser, en el caso de que tratamos, el
       plazo de un gobierno.
           Así, según Mossi, en su Diccionario Quechua, el mundo, como
       concepción de tiempo  y  de espacio, tendrá su pachacuti o fin,  si
       por el fuego, en la forma de un ninanpachacuti,  y  si por el agua
       en la de un lloccllapachacuti.
           De suerte que lo ocurrido durante cada uno de los pachacutis
       de la nomenclatura de Montesinos fué el llegar a su término de
       una cosa sometida a las alternativas de lo renovable, comenzada
       al final de un anterior pachacutic, que sería, tratándose del rei-
       nado de sucesivos monarcas, el término de un plazo dinástico, que
       hoy interesó a la nación Colla, mañana a la Cunti, pasado ma-
       ñana a la Anti,  y  sucesivamente a la Chinchana.
           En conformidad a este concepto, insinuado por primera vez
       en la historiagrafía patria, las cuatro naciones que con iguales
       derechos e iguales espectativas intervinieron en la fundación del
       imperio peruano, se sucedieron por turnos  y  plazos preestablecidos
       en el ejercicio del mando por el órgano de sus clases “orejonas”,
       radicadas en los cuatro barrios privilegiados del Cuzco, por pla-
       zos de igual manera preestablecidos, de raimis, años solares o ge-
       neraciones individuales;  y  entre uno  y  otro de los tales plazos
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