Page 328 - Vive Peligrosamente
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En aquella ocasión, cosa extraña, no nos sentimos desanimados por no
haber podido llevar a cabo la operación planeada. Tal vez pensásemos, de
una forma inconsciente, que semejante acción no habría resultado favorable
para nuestra patria. Una acción semejante, que sólo tenía como base de
referencia ciertos rumores políticos bastante embrollados y que no se
asentaba sobre una dirección política determinada, no podía dar resultados
satisfactorios"
En Berlín nos esperaba mucho trabajo. Debíamos ordenar
convenientemente "nuestra operación de regreso". Reconozco que
trabajamos febrilmente. Yo acariciaba la idea de disfrutar de un corto
permiso, del que me había visto privado en 1940. Me alegraba de antemano
al pensar en poder compartir mi primera fiesta navideña con mi hija, que
había alcanzado la "digna" edad de tres años.
Terminé mi esforzado trabajo con la ayuda de Radl y von Fölkersam. El
23 de diciembre subí al tren que debía llevarme a Viena, y me sentí alegre,
igual que cualquier soldado, de poder volver al hogar. Sabía que La
mayoría de mis soldados pasarían las fiestas navideñas en compañía de sus
familias, lo que aumentaba mi alegría. Teníamos, momentáneamente, " un
compás de espera en la guerra", si se me permite usar esta frase.
Unas semanas más tarde tuve ocasión de hablar con el general
Schmundt, un antiguo miembro de FHQ. Respondió concisamente a las
preguntas que le hice con respecto al ambiente que reinaba en el FHQ
durante la "crisis de Vichy". Mis suposiciones de que la diversidad de los
rumores que circulaban sobre la situación de Francia habían impedido
tomar una decisión definitiva, quedaron confirmados. Incluso, me enteré
que Adolf Hitler compartía la opinión de que existían fuertes lazos de unión
entre Vichy y el norte de África. Lo lamentaba –como es de suponer miraba
la situación del lado alemán–, pero no podía negar una cierta comprensión a
los "patriotas franceses".
Sin embargo, la embrollada situación de Francia, según el punto de vista
personal de Schmundt, desempeñaba un papel muy importante en las
continuas indecisiones surgidas en torno a un Tratado de Paz entre ambos
países. No disponíamos de una base sólida que nos permitiera dar tan difícil
como importante paso, pues los gobiernos de Francia y Alemania no
compartían sus respectivos puntos de vista sobre la nueva organización de
Europa.
Un acuerdo voluntario era difícil alcanzarlo en aquellos tiempos de
guerra turbulentos, y quedó pendiente la última decisión.