Page 170 - El Misterio de Belicena Villca
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Divinidad, Guerrero Sabio, etc. Ambas ciudades, una poblada por partidarios
del Pacto de Sangre, es decir, Vira, y la otra por acérrimos defensores y
propagadores del Pacto Cultural, Granada, no podían más que vivir en
permanente conflicto. Empero, el tiempo mostraría que, por lo menos en este
caso, el Dios de Granada era más fuerte que el Dios de Vira, y Granada acabó
dominando a Vira, y a las otras Ciudades, y absorbiéndolas dentro de sus
murallas. Esto lo tomaron los hebreos como signo inequívoco de su destino
mesiánico y no lo olvidarían nunca.
No se debe confundir Vira con Iliberi, Iliberri, o Elíberi, la Eliberge que
mencionaba el griego Hécato, pues eran ciudades distintas. Durante la
dominación romana las ciudades aún estaban separadas, y tal situación se
mantuvo incluso con los visigodos. Los árabes, en compensación por los favores
prestados para su invasión, conceden a los hebreos el control de la ciudad de
Granada, o Garnatha de acuerdo a la nueva denominación; a partir de entonces
se referirían a ella como “el Castillo de los judíos”. Pero aún hacen más: luego de
destruir Iliberri, instalan su alquería en la cora de Castala, Cazala o Gacela, más
comunmente conocida como Casthilla, otra ciudad contigua, y favorecen la
expansión económica de Medinat Garnata, la “Mansión de los Judíos”. Es el fin
de El-Vira, o Elvira, cuyos habitantes deben capitular miles de años de
resistencia, abandonar la colina del mismo nombre, y mudarse a Garnata. Lo
mismo ocurrirá con Medinat Alhambra y Medinat Casthilla: todas acabarán
cayendo bajo el control de “los judíos de Granada”. En el siglo XIII, cuando
ocurren los hechos narrados, sólo subsiste el Reino árabe de Granada, estando
la Ciudad compuesta por el influyente “barrio judío” situado en la primitiva
ubicación del Castillo de Granada, el barrio árabe de la Alahambra, el barrio
mozárabe de Casthilla, de primigenia raíz galorromana, y la despoblada Elvira.
Por último, agregaré que si los hebreos denominan “rimmón” a la granada, los
árabes la conocen como “román”, lo que explica por qué durante algún tiempo la
Ciudad se llamó Hizn-Ar-Román, que significa “Castillo de Granada”. Pero, en un
idioma o en otro se comprueba que el significado del nombre no cambió en miles
de años.
Es a la luz de aquella actividad misionera de los Sacerdotes hebreos, que
viajaban en las “flotas de Tharsis”, que debe observarse la fundación del Templo
de Rus Baal, o de la Peña de Baal. Los fenicios consagraban cada ciudad a Baal
y designaban a Este con un Nombre particular: así, el Baal de los sidonios se
llamaba Baal-Sidón, el de los de Tiro, Baal-Tsur, y el de los habitantes de
Tharshish, Baal-Tars. De los tres Aspectos principales de Baal, esto es, Baal
Chon, el Productor, Baal Tammuz, el Conservador, y Baal Moloch, el Destructor,
los hebreos aceptaban al último como personificación de YHVH Sebaoth, el
Aspecto Netsah de “YHVH de los Ejércitos”, que conduce a la Victoria por la
destrucción de los enemigos del Pueblo Elegido o Shekhinah. El Templo de Rus
Baal estaba dedicado, sin embargo, al Culto de Baal Tammuz o Jehová Adonai.
Cuando la Casa de Tharsis se hizo cargo de aquel Señorío ibero, ya libre de los
fenicios tras sangrienta guerra, impidió que se continuara con el Culto de Baal
Tammuz-Jehová y dedicó el lugar, en un primer momento, al Culto del Fuego, y
en una segunda instancia cultural, al Culto del Fuego Frío.
Luego de la invasión de Amílcar Barca, y de la destrucción del Imperio
tartesio, los Golen establecieron el Culto a Baal Moloch en Rus Baal, hasta la
reconquista romana. Fueron éstos, que reconocían en Baal Moloch y Jehová al
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