Page 172 - El Misterio de Belicena Villca
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primitiva versión de la Batalla de la Atlántida, los Dioses se instalan en
determinadas partes del Universo: Zeus-Lúcifer va al Olimpo, es decir, a
K'Taagar, pero, a través de su Puerta, su verdadero domicilio lo constituye “en el
Cielo”, es decir, en Venus; Poseidón en la Atlántida, como Rey, y también como
Dios del Mar; y Hades va igualmente a K'Taagar, pero sin regresar a Venus,
como hiciera Zeus-Lúcifer, sino permaneciendo como Señor de la Morada
terrestre de los Dioses Liberadores del Espíritu del Hombre, un lugar que los
Sacerdotes del Pacto Cultural, según expuse el Décimo Día, identificarían con el
Tártaro infernal: Hades es, pues, Vides, el Señor de K'Taagar.
Con Deméter, una Hija del Origen, Zeus procrea a Perséfone, es decir, a
Proserpina, la Diosa que los Sacerdotes romanos de Saturno-Kronos-Jehová,
evocaron en Rus Baal, para su Culto y a la que dedicaron el Templo Cartaginés
de Baal Moloch-Jehová. Era ésta una Diosa Cruel, que habitaba en el Tártaro
infernal junto a Hades y conciliaba perfectamene con aquella remota región de la
Tartéside, célebre por las antiguas leyendas que la señalaban como residencia
de Medusa. Deméter era la Diosa del Trigo, la que entregó a las hombres por
primera vez aquel cereal, y vivía junto a Zeus en el Olimpo. No tuvo otros hijos
salvo Perséfone, que fue raptada por Hades y conducida al Tártaro a una
Mansión que requería atravesar el País de los Muertos para llegar hasta ella.
Cuenta el Mito griego que entonces, entristecida por su ausencia, Deméter
abandona el Olimpo y desciende a la Tierra para buscarla, porque ignoraba su
paradero infernal. Se entera así que Zeus ha sido cómplice de Hades en el
Rapto. Durante nueve noches Deméter busca en vano a Perséfone, portando
una antorcha en cada mano; al fin, guiada por Hécate, la Diosa de la Hechicería,
a quien encuentra en la encrucijada de unos caminos, averigua que Perséfone
se halla en el País de los Muertos. Baja hasta allí sola, para comprobar que el
regreso definitivo de su hija es imposible: Perséfone ha comido un grano de
granada y ya no puede regresar al mundo de los vivos, pues todo aquel que
prueba un alimento en el País de los Muertos, queda allí prisionero para
siempre: en los Infiernos es preciso hacer ayuno para evitar a la Muerte. Al
fin, Deméter regresa al Olimpo con Perséfone, quien no obstante debe volver
periódicamente al Infierno para realizar la Muerte. El Mito de Perséfone formaba
parte de los Misterios de Eleusis, donde era explicado esotéricamente a los
Iniciados. Los atributos de Deméter, por otra parte, eran la Espiga del Trigo y la
Grulla.
Hasta aquí el Mito griego; mas ¿qué se oculta tras la leyenda de Deméter
y Perséfone o Proserpina?: ya expliqué que Hades es nombre degradado de
Vides, el Señor de K'Taagar, al que la conspiración del Pacto Cultural equiparó a
un Dios que es Señor del Infierno o Tártaro. Del mismo modo, los Sacerdotes
arrojaron allí a Perséfone, una antiquísima Diosa Atlante blanca ¿A quién me
refiero?: pues a Frya, la Esposa de Navután. A fin de descubrir los verdaderos
hechos tras la historia de Perséfone e interpretar el móvil de la calumnia, hay que
tener presente que para los Atlantes Blancos, como para todo miembro de la
Raza Hiperbórea, la “Esposa” es también la “Hermana”, identidad que va más
lejos que una simple asociación simbólica, y remite al Misterio de la Pareja
Original de los Espíritus Increados. Frya, además de Esposa, es así “Hermana”
de Navután y, por lo tanto, Hija como éste de Ama, la Virgen de Agartha o de
K'Taagar, a quien los Sacerdotes griegos del Pacto Cultural igualaban a Deméter,
la Diosa que entregó a los hombres, por primera vez, la Planta del Trigo, la
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