Page 173 - El Misterio de Belicena Villca
P. 173

Portadora de la Semilla. De allí que no se mencione nunca a  un Hijo de
                 Deméter, al que habría concebido siendo Virgen en Venus, vale decir, en el
                 Olimpo, como ya relaté el Día Decimosegundo. Su Hijo espiritual, Navután, se
                 auto-crucificó en el Arbol  del Terror, el Granado de la  Vida, para descubrir el
                 Secreto de la Muerte, y sería su Esposa Frya quien lo resucitaría al revelarle con
                 su danza el Secreto de la Vida y de la Muerte. Es por eso que las leyendas sólo
                 mencionan a Frya-Perséfone cuyo recuerdo estaba muy arraigado en los pueblos
                 del Pacto de Sangre, y echan el manto de un Tabú sobre la Hazaña de Navután:
                 los Atlantes morenos, y los Sacerdores del Pacto Cultural, deseaban ocultar por
                 todos los medios, el posterior legado que el resurrecto Gran Jefe Blanco hiciera a
                 los hombres, es decir, el Misterio del Laberinto.
                        Fue Navután, en efecto, el verdadero inspirador del Misterio del Laberinto,
                 en cuyo trayecto se administraba al Iniciado Hiperbóreo un signo llamado
                 Tirodinguiburr, formado con Vrunas Increadas. Tal  signo permitía, al Espíritu
                 encadenado, despertar y orientarse hacia  el Origen, hallando la salida del
                 Laberinto de Ilusión en el que se hallaba extraviado. Empero, como en el caso
                 de la Hazaña de Navután, la salida nunca podrá encontrarse si el Héroe no
                 cuenta con el concurso de su Pareja  Original: de otro modo puede morir,
                 espiritualmente, al cabo de nueve noches de pender del Arbol del Terror. Es así
                 que la patraña cultural de los Sacerdotes quiera  que Ama-Deméter, busque a
                 Frya-Perséfone durante  nueve noches. Quien la guía, finalmente, es Hécate,
                 con la que coincide en una encrucijada de caminos, es decir, en el interior de un
                 Laberinto: Hécate es, pues, una representación  general de lo que sería
                 individualmente Frya para Navután: la Pareja Original. Para los griegos
                 antiguos, en todas las encrucijadas de  caminos se encontraba Hécate, pronta
                 para orientar al viajero extraviado hacia su mejor destino, símbolo que, como se
                 ve, venía de muy lejos. Sin embargo a esta Maravillosa Diosa, a la que se erigían
                 estatuas tricéfalas que indicaban la triple naturaleza del hombre blanco, Cuerpo
                 físico, Alma, y Espíritu Increado, se la acabó convirtiendo finalmente en la Diosa
                 de la Hechicería y Bruja, consecuencia, desde luego, del Pacto Cultural.
                        Naturalmente, el “rapto” de Frya-Perséfone es un rapto espiritual realizado
                 por Ella misma para resucitar a su Esposo, vale decir, es el impulso de un éxtasis
                 sagrado. Zeus-Lúcifer, presuntamente el Padre del propio  Navután, y Hades-
                 Vides, el Señor de K'Taagar, son los  “Sabios de Hiperbórea” a quienes Ella
                 consulta sobre el modo de salvar a Navután. Y el consejo que recibe de Ellos es
                 el que la decide a bajar al Infierno de la Ilusión, al País de los “espiritualmente”
                 Muertos, es decir, a la Tierra, al Mundo de los Hombres Dormidos. Y, sabido es,
                 que quien se “alimenta” de la Ilusión,  quien deja entrar dentro de Sí Mismo el
                 Gran Engaño del Uno, queda encadenado para siempre en la Materia, ya no
                 puede regresar al Origen, se extravía en el Laberinto Encantado de la Vida
                 Cálida. Empero, Frya no había probado del Fruto Prohibido, era libre de regresar,
                 si lo deseaba, al Origen, portadora del Secreto de la Muerte: fue su decisión
                 resucitar a Navután, revelándole mediante la danza, el conocimiento de la Llave
                 Kâlachakra. Mas, para ello, tuvo que creer en la Muerte, tuvo que comer un
                 grano de Granada y transformarse en Perdiz, tuvo que trascender la Máscara
                 de la Muerte y llegar hasta el fondo de Sí Mismo de Navután. Y Navután, al
                 ver a la Muerte de Frente, despertó y comprendió a la Muerte, resucitando luego
                 y descubriendo a los Hombres Dormidos el Secreto del Laberinto. Pero en este
                 legado, Navután comprometió a su Divina Esposa, quien accedió a permanecer

                                                           173
   168   169   170   171   172   173   174   175   176   177   178