Page 6 - El Misterio de Belicena Villca
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Pound, Antonin Artaud, al ajedrecista Morphy, al matemático Cantor, y muchos
otros. Razoné que aquellos famosos personajes presentaban cuadros de
esquizofrenia aguda, como mi paciente, lo cual significa que la conciencia se
halla fragmentada aunque no disuelta, y pueden, eventualmente, producirse
estados de lucidez temporal donde la conducta es más o menos normal. Me dije
que si Cantor elaboró la genial teoría de los números transfinitos en el manicomio
y si Nietzche durante sus diez años de internado podía citar a Homero,
Empédocles, y casi cualquier clásico, de memoria, y en griego antiguo, era
posible, en una medida infinitamente menor, que el relato de Belicena Villca fuese
en parte verdadero. Claro, este silogismo aparentemente inconsistente
sorprenderá al lector; pero es que todo esto lo pensé de prisa, muy de prisa:
porque Belicena Villca había sido asesinada.
Capítulo II
Aquel desagradable suceso, perturbó la marcha impecable del Nosocomio
sumiéndonos a todos en un estado de malestar y angustia indescriptible.
Especialmente afectado resultó nuestro Director, el eminente Dr. Cortez, quien
temía que el escándalo llegase a mancillar el nombre del ilustre prócer local que
lleva el Hospital, hecho que, según su clara lógica, influiría en los cheques que la
poderosa familia del finado hacía llegar mensualmente. No cansaré al lector con
detalles porque este caso fue muy comentado por la prensa y si desea hacerlo
puede consultar el diario “El Heraldo” de Salta, en las ediciones de la semana
que va del 7 al 15 de Enero de 1980, donde hallará toda la información. Sólo
recordaré aquí lo esencial, ya que el desarrollo de este verídico caso, requiere
considerar las extrañas circunstancias en que ocurrió el crimen y el misterio que
lo rodeó; ... y que aún persiste, pues la Policía no logró esclarecerlo y dignos
funcionarios manifiestan dudas sobre si ello será posible algún día. Porque dos
elementos tan absurdos como irracionales intervienen de manera definitiva en el
fatal desenlace, impidiendo toda posibilidad de realizar conjeturas coherentes; el
primero es un hecho inobjetablemente verificado: el crimen se concretó en una
celda para enfermos psicóticos herméticamente cerrada con una pesada puerta
de acero, entre las 0,00 hs. y las 2,00 hs. del 6 de Enero, sin que nadie,
absolutamente nadie hubiese entrado durante ese lapso. Esto se comprobó,
felizmente, gracias a un suceso fortuito.
Siendo la noche anterior 5 de Enero, es decir, día de festejo de Reyes
Magos, parte del personal fue a repartir regalos al Hospital de Niños y al
Orfelinato San Francisco de Asís. Entre ellos estaba nuestro eximio Director, Dr.
Cortez, quien a las 23 hs. ya había regresado, luciendo aún el traje de Papá Noel
y dispuesto a efectuar la recorrida diaria que, desde incontables años, realiza por
todos los pabellones para recoger los informes finales. Pues bien, el propio Dr.
Cortez vio por última vez viva a Belicena Villca a las 23,50 hs., cuando, a raíz
de una crisis histérica en su segunda fase, promovió un general desorden en el
pabellón “B”: corría desesperadamente en el reducido espacio de su celda, con
los ojos fijos y desorbitados, mientras gritaba “Pachachutquiy”,
“Pachachutquiy”, palabras que en ese momento eran incomprensibles, si bien
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