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los pictos, que según estos rumores merodeaban por sus antiguas tieron interrogantes sin contestar en el espíritu de los eruditos
tierras. Y esto degeneró en las historias de elfos y hadas. de todas las épocas acerca de estos seres, y sobre este punto Hart-
Sin embargo, esta teoría —que los folkloristas suelen llamar land no se muestra en desacuerdo con MacRitchie: «Nada es más
«de los pigmeos»— ya no puede sostenerse por más tiempo fren- probable que la transferencia a los seres míticos de la supersti-
te a los datos que han conseguido obtener los historiadores acerca ción céltica de algunos rasgos procedentes de razas extranjeras.»
de los pictos. Como conclusión al comentario que hace de la teoría de los
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El hombre «Picti» (según Wainwright ) aparece por primera pigmeos, que tanto él como Hartland rechazan, Wentz observa que
vez en el año 297, y a partir de esa fecha se aplica a todos los ésta deja sin resolver todos los problemas acerca de los orígenes
pueblos que vivían al Norte de la muralla de Antonino y no eran históricos de la fe en las hadas, puesto que ésta es evidentemente
escoceses.* En épocas anteriores, lo que de verdad nos interesa mundial y no se limita a las regiones célticas. Así, A. Lang, en
son los predecesores de los pictos, que formaban diversos grupos su introducción a la edición de 1922 del libro de Kirk, declara
llamados «proto-pictos». ¿Figuraron acaso los pigmeos de Mac- que «al menos para mí, los habitantes subterráneos que aparecen
Ritchie entre los «proto-pictos»? Wainwright nos ofrece la siguien- en la obra de Mr. Kirk no son tanto un recuerdo tradicional de
te traducción de un pasaje de la Historia Norwegiae, a la que ya una verdadera raza de enanos que vivían bajo tierra (hipótesis de
nos hemos referido: Sir Walter Scott) como un recuerdo que había perdurado de los
seres ctónicos, o sea, los Antepasados».
Estas islas estuvieron habitadas primeramente por los pictos
y los Papae. De estas dos razas, una de ellas, la de los pictos,
sobrepasaba en muy poco a los pigmeos por su estatura; obra- FOLKLORE EN GESTACIÓN
ban maravillas, por la mañana y por la tarde, en la construc-
ción de ciudades (amuralladas), pero al mediodía perdían total-
mente las fuerzas, y se escondían llenos de miedo en pequeñas Por interesante que pueda ser perderse en cábalas y conjetu-
mansiones subterráneas. ras acerca del origen de estas antiguas creencias, la oportunidad
de observar folklore «en gestación» aún resulta más atractiva para
Y Wainwright comenta: los que se sienten inclinados hacia la investigación. Cuando vemos
que los rumores modernos parecen conformarse según el mismo
La historia es interesante, pues reúne a pictos, subterráneos patrón que ha intrigado a generaciones de científicos, teólogos y
y tal vez brochs, explicando simultáneamente la creencia común profesores de literatura, la sensación que se experimenta consti-
de que los pictos eran un pueblo de pigmeos, y dándonos un tuye una mezcla de gratitud y entusiasmo. Cuando el teléfono sue-
ejemplo antiguo de las equivocadas ecuaciones implícitas en los na en la Base Aérea de Wright-Patterson y un oficial de informa-
nombres «casas de pictos» (subterráneos) y «torres pictas» ción local comunica la observación de un automovilista que acaba
(broch). de sufrir una «pasada» de lo que él describe como un platillo vo-
lante, en realidad somos testigos de una conjunción verdadera-
¿Es lícito creer que hubo entre los proto-pictos enanos que mente única del mundo moderno, con su tecnología, y de anti-
fueron confundidos con un pueblo indígena? En tal caso, ¿cuál guos terrores dotados con todo el poder de su naturaleza repen-
era su procedencia? La teoría de MacRitchie sirve únicamente tina, fugaz e irracional. ¡Qué posición tan privilegiada la nuestra!
para sembrar la confusión, y resulta divertido observar su emba- Ni Wentz ni Hartland pudieron entrevistar a los individuos que
razo cuando tiene que decir que los fenlanders no sólo eran ena- acababan de presenciar el fenómeno que ellos estudiaban. Casi
nos, sino además negros. ¿Es posible que existiesen ikáls en el todos sus interlocutores hablaban de épocas pretéritas, de con-
norte de Europa en el alba de la Historia escrita? sejas oídas al amor de la lumbre. En cambio, nosotros tenemos
Creo que por lo menos hemos podido dejar sentado que exis- la sensación de que, a poco que nos esforzásemos, podríamos aga-
rrar en plena noche a esos escurridizos seres. Vamos pisándoles
* Según Henri Hubert, los pictos son los cruithnig que ocupaban la parte los talones; la atmósfera aún vibra de excitación, y el olor de
principal de la Caledonia y del Ulster; eran tan numerosos, que llegaron a ser pre- azufre aún flota en el aire cuando registramos la historia.
ponderantes. Su nombre parece ser más antiguo de lo que afirma Wainwright. César,
en su descripción de los Bretones del interior, dice que se hacían una pintura de Tomemos, por ejemplo, el relato del coronel de Aviación 27 que
guerra con pastel azul. Picti Britanni (Pintados Britanos), repite Marcial. Este pueblo
es casi histórico, y no es lícito tomarse muchas libertades a costa de él. N. del T. iba en su coche por una solitaria carretera de Illinois, de noche,