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96   JACQUES VALLEE    PASAPORTE  A  MAGONIA                97


 verdad,  las  luchas  que  sostuvo  Conall  Gulban  con  los  enanos  die-  —Nunca  hemos  visto  venir  aquí  (a  uno  solo)  un  sorbo  de
 ron  origen  a  una  serie  de  historias  atribuidas  a  veces  a  otros  se-  cuya  sangre o  un trozo  de  cuya carne  pudiese  alcanzarnos,  salvo
 res  legendarios.  Si  nos  esforzamos  en  reconstruir  lo  más  aproxi-  tú  mismo, excepto otro hombre, y éste  huyó  de nosotros. Y  aho-
 madamente posible  la  historia original, he  aquí  lo  que obtenemos:   ra  todos  dudamos  unos  de  otros,  no  fuese  que  tú  escaparas.
           —Esto
                                                         que
                                                             os
                                  ha
                                     hecho
 Conall  Gulban  era  hijo  del  famoso  Neil  (o  Nial),  antecesor  de  tengo  tan  ha  sido  lo  que  me Conall,  que obrar  así,  puesto que  pre-
                                           comprendió
                 cerca
                      —respondió
                                                      lo
 los  O'Neills  del  Ulster.  Era  abuelo  paterno  de  Fedlimidh,  padre  tendían  con  esta  acción.
 de  san  Columba,  y  sus  aventuras  dieron  comienzo  en  el  noroeste  Entonces  fue  y  empezó  a  hostigarlos.
 de  Irlanda,  «al  alborear  el  siglo  v».  Después  de  varios  episodios,  —Temía  tener  que  perseguiros  de  cueva  en  cueva  y  de  cum-
 Gulban  desembarcó  en  el  «reino  de  Lochlann»,  generalmente  con-  bre  en  cumbre,  y  por  esto  lo  hice.
 siderado  como  Escandinavia,  palabra  que  ya  en  aquella  época  te-  Entonces  los  miró  de uno  en uno y  agarró al  de canillas  más
 nía  un  sentido  bastante  vago.  finas  y  cabeza  más  grande;  se  abalanzó  sobre  los  restantes  y
 Una  vez  allí,  Gulban  se  sintió  intrigado  por  una  extraña  cons-  ¡sliochd,  slachd!,  hasta  que  los  mató  del  primero  al  último;  y
 trucción  y  preguntó  a  su  guía:  no  le  quedaba  nada  del  que  empleó  como  maza,  pues  tenía  úni-
 —¿Qué  es  esa  casa  puntiaguda,  Duanach?  camente  sus  canillas  entre  las  manos..
 —Es la casa  de los  tamhaisg, los mejores  guerreros  que  existen  El  cuento  de  Conall  Gulban,  recopilado  por  Campbell  de  Is-
 en  el  reino  de  Lochlann  —contestó  Duanach,  el  guía.  lay ,  continúa  con  muchos  combates  maravillosos  en  otros  países.
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 —Oí  hablar  a  mi  abuelo  de  los  tamhaisg  —observó  Conall—,  En  Francia,  por  ejemplo,  Conall  derrota  de  la  misma  manera  ab-
 pero  nunca  los  he  visto.  Desearía  verlos.  surda  a  «la  casa  de  los  tamhaisg,  los  mejores  guerreros  que  tenía
 —¡Yo  no  te  lo  aconsejaría!  —replicó  Duanach  con  temor.  el  rey  de  Francia».
 Naturalmente,  Conall  Gulban  hizo  caso  omiso  de  tan  prudente  Y  MacRitchie  concluye:
 consejo.  En  cambio,  fue  en  derechura  al  palacio  del  rey  de  Loch-
 lann  y  lo  desafío  en  singular  combate.  Pero  allí  le  dijeron  que  Es  evidente  que  el  pasaje  que  acabamos  de  transcribir,  es
        tan  inverosímil  que  raya  en  lo  grotesco.  Pero  esto  no  nos  im-
 no  debía  buscar  pelea  a  aquella  hora  de  la  noche,  sino  solicitar  pide  suponer  que  el  relato  pueda  estar  basado  en  un  encuentro
 alojamiento  en  la  casa  de  los  amhusg,  donde  vivían  mil  ocho-  real  entre  un  hombre  de  elevada  estatura y  una  raza  de  enanos;
 cientos  amhusg,  y  mil  doscientos  más...  El  obedeció  y  entró  en  el  número  extraordinario  de  éstos,  y  la  facilidad  con  que  el
 la  casa, y  no  hubo  uno  solo  de  los  amhusg  que  se  encontraban  héroe  los  aniquila,  no  serían  más  que  adornos  añadidos  por  los
 dentro  que  no  sonriese  haciendo  una  mueca.  Pero  cuando  él  vio  narradores  de  siglos  posteriores.
 que  hacían  la  mueca,  él  hizo  dos.
 —¿Qué  significan  esas  muecas  que  nos  has  hecho?  —pregun-  En  cuanto  a  la  aparente  posibilidad  de  que  una  historia  pu-
 taron  los  amhusg.  diese  transmitirse  a  través  de  quince  siglos  y  conservar  su  his-
 —¿Qué  significan  esas  muecas  que  me  habéis  hecho?  —pre-  toricidad,  MacRitchie  añade:
 guntó,  a  su  vez,  Conall.
 Dijeron  ellos:  Hay  que  recordar  que  la  transmisión  oral  de  relatos  históri-
 —Las  muecas  que  te  hemos  hecho  significan  que  tu  reciente  cos  y  de  la  genealogía,  con  la  más  escrupulosa  atención  al  len-
 sangre  real  será  nuestra  para  que  apaguemos  nuestra  sed,  y  tu  guaje  y  a  los  detalles,  constituía  un  arte  perfecto  entre  los  pue-
 reciente  carne  real  servirá  para  que  nos  limpiemos  los  dientes.  blos  de  lengua  gaélica. 25
 Y  respondió  Conall,  sin  arredrarse:
 —Mis  muecas  significan  que  buscaré  a  aquel  de  vosotros  que
 tenga  la  cabeza  mayor  y  las  canillas  de  la  pierna  más  finas,  y  Pero,  entonces,  ¿qué  se  hizo  de  la  raza  de  enanos?  Según
 machacaré los  sesos de  los  demás  con ése, y los sesos de ése con   MacRitchie,  éstos  fueron  exterminados  o  se  ocultaron,  alrededor
 las  cabezas  de  los  demás.  del  siglo vI,  cuando  Columba  y sus  acólitos  predicaron  una  guerra
   religiosa  contra  los  pictos.  Al  mismo  tiempo  —afirma—,  los  irlan-
 Al  llegar  las  cosas  a  este  punto,  cada uno  de  los  amhusg  arri-  deses  empleaban  también  la  fuerza  contra  este  mismo  pueblo  en
 mó  «una  tranca  de  madera  contra  la  puerta»,  y  Conall  les  pre-  el  norte  de  Irlanda.  Y  como  los  nuevos  dueños  de  la  tierra  sen-
 guntó  por  qué  lo  hacían.  tían  ante  sus  antiguos  enemigos  una  mezcla  de  culpabilidad  y
   temor,  empezaron  a  circular  historias  acerca  de  los  fantasmas  de
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