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2003). Si partimos del presupuesto de que todos somos diferentes, ¿podemos evaluar a
todos por igual?
Diagnóstica: Identifica los obstáculos y dificultades, así como los logros y fortalezas,
(Nirenberg O. , 2012) analizando sus causas.
Científica: Requiere el uso de técnicas, métodos y procedimientos debidamente
garantizados como fiables y válidos; se vale de métodos estadísticos (Piatti, 2008).
Reguladora: La recogida de información y el análisis de la misma pueden dar lugar a
variaciones para mejorar la propuesta (Piatti, 2008). Es una evaluación formativa, pues
al realizar el seguimiento se va aprendiendo a actuar más adecuadamente.
Criterial: Que la valoración tenga como referencia criterios previamente establecidos
los cuales guiarán la toma y recogidas de datos y situaciones (Piatti, 2008).
Crítica: Después de un estudio criterioso, se emiten juicios objetivos e imparciales
(Piatti, 2008).
Cooperativa: Participan todos los que intervienen en el proceso de aprendizaje (Piatti,
2008); de esa forma se sentirán responsables y participarán igualmente en la propuesta
de mejora del proyecto.
Orientadora: La evaluación tiene un carácter funcional, es decir, debe resultar útil y
orientar a los implicados e interesados en la misma; ayuda al destinatario en su proceso
de aprendizaje y al educador en su capacidad de enseñar (Piatti, 2008).
Flexible: Toma en cuenta las características del contexto donde se desarrolla el proceso
educativo debe adecuarse a la diversidad de necesidades, posibilidades e intereses de los
participantes, así como sus diferentes ritmos y estilos de aprendizaje para la adecuación
de las técnicas, instrumentos y procedimientos de evaluación (Nirenberg O. , 2012).
El objetivo de la evaluación, es entonces, desarrollar una mirada crítica y
reflexiva durante todo el proceso, para de esta manera mejorar la calidad y excelencia
del proyecto propuesto, que propicie la formación de sujetos creativos y críticos,
convirtiéndose, de este modo, en una estrategia de desarrollo social.
Evaluación del proyecto:
La evaluación debe ser un proceso continuo, completamente imbricada y ligada
a cada etapa del proyecto. Sin embargo, para facilitar su análisis y comprensión se la
divide en tres grandes etapas, de acuerdo a los momentos que se realizan los procesos
evaluativos:
Evaluación permanente o de proceso: es el acompañamiento constante de los
trabajos durante los periodos cortos, a tiempo de proponer soluciones alternativas a los
problemas que van surgiendo (Ulla & Giomi, 2006). Mide las consecuencias inmediatas
de la propuesta puesta en marcha. Se considera un elemento enriquecedor de gran
alcance, tanto para el proyecto mismo, como para los que participan en dicha
experiencia (Palacios, 1998).
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