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nuestros ríos y arroyos y el Laberinto Vegetal más grande de Sudamérica, ubicado dentro del
Parque Juan Vortisch. Existen otros recursos turísticos en explotación, como ser el Molino de
Yerba Mate de la Cooperativa Agrícola Mixta de Montecarlo, dos museos y un potencial
enorme por su riqueza paisajística, no explotada. Se cuenta con cinco orquidearios y veintiún
viveros de plantas y flores, los que son de gran interés para el turista. Se cuenta con seis
hoteles, dos albergues, un complejo de cabañas, cinco campings, nueve comedores y
restaurantes” (ENCISO, 2012).
Es decir, que es una localidad con un enorme potencial tanto productivo como
turístico, en pleno proceso de desarrollo.
Epistemológica
El grupo con el que se trabaja corresponde a una población de jóvenes rurales
pertenecientes a la localidad de Montecarlo. Según datos del Censo Nacional Agropecuario de
1991 la población rural es “la que vive en poblaciones de menos de 2000 habitantes y áreas
ubicadas a campo abierto, alcanzaba en el país al 12,81 % del total de habitantes. Una
década después ese porcentaje bajó al 10,63%. En 2001, había 9 de millones de jóvenes de
15 a 29 años en todo el territorio nacional, de los cuales sólo el 2,5% vivía en áreas rurales
dispersas” (Fontenla, 2010, pág. 3).
La Organización de Naciones Unidas (ONU), a las cuál suscribe la Oficina
Internacional del Trabajo (OIT), contempla a la juventud como “el grupo poblacional entre
los 15 y 24 años de edad. Se pueden discriminar dos subgrupos 15 a 19 años (jóvenes
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adolescentes) y de 20 a 24 años(los jóvenes adultos) (Fontenla, 2010).
Ahora, si bien la juventud comprende un grupo definido, entre los individuos existen
grandes diferencias, las cuales son sujetas a la cultura en la cual fueron socializadas, en
aspectos como métodos de crianza, restricciones y limitaciones impuestas a la juventud y, en
general, en las formas de condicionamiento social. A pesar de esto, “en el medio rural, la
cultura es más homogénea, por lo que pueden esperarse mayores similitudes en la actitud de
los adolescentes al ser más limitadas sus oportunidades de elección y sus expectativas (…) a
diferencia de los jóvenes que habitan las ciudades modernas, donde existen menores
semejanzas, mayores opciones y más expectativas frustradas” (Monroy, 1995).
Entonces, ¿a quién nos referimos cuando hacemos alusión a los jóvenes rurales?;
aludimos a los “hijos de campesinos, de productores de la agricultura familiar, de colonos,
de contratistas rurales, a jóvenes propietarios de tierras o a empleados rurales. También
incluimos a trabajadores, técnicos o profesionales de actividades no tradicionalmente
rurales-productivas, que viven en pueblos del interior” (Fontenla, 2010). Todos estos jóvenes
se encuentran en una etapa que marca el final de la niñez y el inicio de de la adultez, donde
independientemente de su madurez biológica y de su desarrollo emocional y social deben
asumir ciertos roles y responsabilidades dentro de su entorno en la agricultura familiar.
Es por todo esto que este grupo representa una porción vulnerable de la población ya
que “la promoción de la salud de este grupo poblacional enfrenta una serie de retos
relacionados con el intenso fenómeno de cambio social y con las crecientes dificultades que
2 Estos límites inferiores y superiores, obviamente no traducen la realidad de muchas regiones rurales y
exigen una redefinición relacionada con la identidad cultural que engloba la dinámica del territorio.
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