Page 155 - Egipto TOMO 2
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154            PARTIDA PARA EL EGIPTO SUPERIOR
                 se hospedan en la fonda recientemente establecida en dicha ciudad, y regresan en  el buque
                 de vapor. Pero cuando se quiere realizar  el viaje con completa independencia, y con  la
                 libertad indispensable de hacer alto donde á uno mejor le cuadre, es preciso echar mano de
                 esos buques del Xilo que se conocen con  el nombre de dcihabijehs. Grandes ó pequeños,
                 costosos ó económicos, sencillamente dispuestos ó  provistos de todo lo necesario á las
                 comodidades de la vida, hállanse anclados en el puerto de Boulaq, á disposición del primero
                 que quiere contratarlos.  Quien ignore el árabe diríjase á un intérprete, en la seguridad de
                 que le servirá de guia en el empeño en que se encuentra. Entre los intérpretes encuéntranse
                 no pocos que conocen diferentes idiomas,  el inglés, el francés, el italiano y hasta el aleman,
                 que se consagran á prevenir y procurar todo cuanto  el europeo, especialmente el inglés,
                 acostumbrado  á  las comodidades  de  la  vida,  puede  apetecer,  bajo  el punto de  vista
                 de bienestar  y hasta de  confortable.  Por  lo  que  á  los monumentos  se  refiere,  los
                 dragomanes ó intérpretes, los  de otros tiempos, describíanselos á los viajeros de una
                 manera más ó ménos fantástica, en la época de aquella dinastía saita, amiga de los griegos,
                 que creó una  clase  especial de trujamanes, aconteciendo  lo propio bajo los persas,  los
                 macedonios  y los romanos; pero los guias é intérpretes del dia á duras penas conocen más
                 que  el nombre. Al presente los guias del extranjero constituyen una corporación, cuyos
                 miembros usan ordinariamente los pintorescos trajes que en pasados siglos estuvieron en
                 uso entre los turcos. Algunos hay que han alcanzado muy ventajosa posición, pudiendo
                citar entre éstos al bizarro nubiano Ahmed Abu-Nabbut, que en su juventud estuvo  al
                servicio del célebre Lepsius; más  tarde  al  del pintor Gustavo Richter,  á quien somos
                deudores de su retrato, y últimamente acompañónos á nosotros mismos en un viaje que
                hicimos al través de la península del Sinaí. Dicho personaje, cuyo sobrenombre significa
                el  tío Garrote,  el cual, según parece  lo debe á que habiendo tenido en su juventud una
                fuerte agarrada con diferentes soldados, logró deshacerse  de no pocos de ellos, sin más
                armas que su tremenda cachiporra , nabbut, es tan leal, tan fuerte y tan robusto como un
                tirolés, y si bien se halla en situación desahogada, hasta el punto de pasar por rico, continúa
                ejerciendo su oficio, pues según  dice, «seria  el colmo de la injusticia cortar la mano que
                nos alimenta.»  El arrogante y simpático Add-el—Medjid; el diestro y celoso Mahomed Salek,
                que nos prestó admirablemente sus buenos servicios hace ya algunos años;  el negro Alí,
                digno también de elogio, y muchos otros son de la Nubia; en tanto que el elegante Abd-el-
                Melik, por ejemplo,  es  cristiano,  hijo de Siria; y Ornar, buscado especialmente por los
                ingleses de calidad, ha nacido en el Cairo.  Éste ha servido durante años enteros, con una
                fidelidad digna de todo encarecimiento, al autor de las Cartas de Tébas, lady Duff Gordon,
                debiendo el origen de su fortuna á los dones de esta noble mujer, muerta en temprana edad,
                y á los de sus reconocidos parientes. Los dragomanes ménos famosos pasan á las fondas á
                visitar á  los  viajeros:  los mas prácticos y renombrados aguardan en cambio á que  el
                extranjero  los llame, para lo cual cuentan con que ha de favorecerles su buen nombre, y
                las recomendaciones de quien los conozca por experiencia, de algún cónsul, ó del jefe de
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