Page 419 - Egipto TOMO 2
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pertenecían á diversas razas: para vencerlos no vacilaban en acometerlos hasta las mismas
regiones en que se hallaban domiciliados, y los artistas egipcios sabían reproducirlos sin
olvidar el detalle más insignificante de su fisonomía, de sus trajes, de las armas que
empleaban. Los nuevos adversarios que por vez primera habían llamado á las puertas del
valle del Nilo en tiempo de Menephtah, hijo del gran Ramsés, obligaron á las tropas egipcias
á emprender la campaña. Los antiguos adversarios del Faraón, chetas y schasus, se encuen-
tran todavía en las filas enemigas; pero nada significan en medio de la formidable coalición
que se formara en derredor de los príncipes líbicos. Los pueblos del Occidente tienden la
mano á aquellos que procedentes de las regiones orientales, en fuerza de una emigración que
tiene su origen en el Asia Anterior, se dirigen hácia el Sur y el Occidente , y se unen para
atacar y romper la supremacía del Egipto. Pero el bondadoso Amon comunicó gran vigor
al brazo de Ramsés III: los pueblos de la Libia fueron vencidos, y sus miembros, separados
del cuerpo, fueron conducidos y contados en presencia deí Faraón. Al cabo de tres años,
un conjunto de pueblos diversos, procedentes del Asia Menor, precipitóse por tierra sobi’e
el Egipto, al paso que otros procedentes de las islas y de las costas del Mediter-
la Siria y
ráneo llegaban por mar hasta las bocas del Nilo; pero también fueron destruidos por tierra
y por mar. Finalmente el Egipto se vió acometido de nuevo por la tribu líbica de los
Maschauscha (Maxyes); fuéle indispensable rechazar los tuirscha del mar (tirrenos), así
como otros pueblos isleños, y los nombres de los pueblos vencidos por Ramsés III demuestran
que condujo sus ejércitos hasta la Cilicia, y sus escuadras hasta Chipre y otras islas. Entre
esos enemigos del Egipto encontramos algunos cuyo nombre y patria nos son conocidos
merced al testimonio de los griegos; sin embargo, hay otros que no podemos decir con
seguridad á cuáles de la antigüedad clásica corresponden b
En la parte superior del Pabellón pueden contemplarse aún los retratos, de los príncipes
de dichos pueblos: en el muro exterior septentrional del templo se ve representada la
batalla naval, en que encontraron el cautiverio ó la muerte; y—acaso con un segundo
sojuzgando varios leones.
sentido alegórico— á Ramsés III, venciendo y
Tampoco faltan cuadros de asunto más pacífico: la verdad es que el templo de Medinet
Habu paga con usura el trabajo que se toma el investigador. Los más interesantes consisten
en los que forman la série destinada á representar las escenas de la coronación del i ey
con motivo de la Fiesta de las Escaleras, la cual cubre todo el muro que corre detrás de las
columnatas del patio en que existen los restos de la iglesia cristiana ("V ). Con el intento de
que los fieles no se distrajeran con la contemplación de los ídolos paganos, fueron embadur—
H. Brugseh, sin razón alguna que en nuestro concepto lo abone, pretende reconocer en la mayor parte de ellos tribus colquidias ó
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caucásicas. No es este lugar oportuno para penetrar en el fondo de la cuestión, pero juzgamos del caso consignar una vez para siempre,
que para nosotros los tuirscha del mar, son los representantes de los pueblos tirrenos ó tirsenios , los schardana, lo_ de os ^ar os qu
alababan de ser originarios de la Libia, donde se encontraban aún mucho tiempo después, con el nombre de chartanoi; los schakalscha,
los de los sicilianos; los akaiuasha v los daanau, los de los aqueos y dañaos. En los pulasatha ha pretendido reconocerse a los filisteos,
los pelasgos y hasta la tribu líbica de los prosiditas. Acaso deba verse en éstos una rama del antiguo tronco de los pulasatha, que tal vez
se estableció en África con posterioridad á la destrucción de la flota, y que por oposición á los egipcios, se clasificarían a si mismos con el
nombre de IIAá-po:, ó gentes de mar. En realidad nada se opone á que se reconozca en ellos á esos célebres pelasgos, de los cuales tanto se
ha hablado, y cuyo origen no se ha demostrado todavía de un modo indubitable.