Page 420 - Egipto TOMO 2
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nados con el limo del Nilo, y á semejante circunstancia se debe que podamos hoy
contemplar en todo su brillo y esplendor los colores que ostentan los cuadros que van
á ocuparnos. En el. novilunio del primer mes de la estación de las cosechas (Paschons
celebrábase la fiesta en cuestión, en honor del dios Cheni, esto es, el Amon, que produce todo
lo que ha de venir. El rey, conducido en una litera, sale de su palacio y se presenta al
público. Su guardia, sus porta-abanicos, los príncipes de su casa, le sirven de escolta: los
músicos llenan los aires con el estridente sonido de las trompetas y el ronco redoble de los
tambores: los sacerdotes, que se distinguen por llevar la cabeza completamente rasurada,
queman incienso, en tanto que el sacerdote oficiante, con el libro de los Himnos en la mano,
entona los cantos, sagrados. La serie de cuadros nos revela que el objeto de la procesión es
la imagen del dios Chem. Puede contemplársela primeramente debajo de un baldaquino,
v luego de pié en unas andas cubiertas de preciosísimos tapices, y adornadas con ramos de
flores, conducidas por sacerdotes y porta-palios, y acompañada por otros miembros del
clero que llevan plantas y un velo, símbolo del aire, del frescor y de la alegría. El rey
presenta á la divinidad la ofrenda del incienso y la libación: sobre su cabeza hállase posado
el buitre de la victoria, como acontece siempre y cuando el Faraón se presenta en público,
ó se le representa marchando al combate. Llama también la atención el toro blanco de
Chem con la esposa favorita del rey y el sacerdote celebrante. El animal sagrado se halla
precedido de una larga hilera de pastophoros que conducen diversos emblemas y las
imágenes de los dioses, los utensilios sagrados y las estatuas de los antecesores del rey. Tan
solemne procesión se dirige á la presencia del soberano, ante el cual se da término á una de
las ceremonias de la coronación, soltando cuatro gansos á los cuales se ha dado el nombre
de hijos de Horo, para que vayan á anunciar al levante y al poniente, al mediodía y al
septentrión que Ramsés III ha ceñido á sus sienes la corona. Un poco más léjos, á la
derecha, se realiza otra ceremonia, que consiste en segar el rey de un golpe, por medio de la
hoz, una gavilla de espigas que le presenta un sacerdote. La reina toma parte en esta
ceremonia que, á juzgar por una de las pinturas del Rameseum, estuvo en práctica entre los
Faraones anteriores, á la vigésima dinastía. Ponen término á esta parte del cuadro una
una nueva série de estatuas de los soberanos
segunda representación del toro blanco y
antepasados del rey. Más léjos se ve á Ramsés con todos sus hijos (diez y ocho varones y
catorce hembras) unidos á su padre por medio de una cuerda. El asunto representado por
las pinturas explican lo en cada cuadro largas inscripciones: mas áun cuando así no fuera,
comprenderíase perfectamente que, lo mismo que las pinturas, ofrecen un carácter de
grandiosidad que no escapa á la vista del observador, áun cuando teniendo en cuenta las
condiciones del espacio, liáyase indicado, por ejemplo, por medio de algunos soldados, una
cantores.
numerosa escolta, ó por medio de contados individuos, un nutrido coro de músicos y
Compréndese perfectamente, pues las superficies del muro, siquiera extensas, no pueden
contenerlo todo. El griego Calixenos hizo la descripción de una fiesta semejante, con cere-
monias parecidas, mandadas celebrar por Tolomeo Filadelfo, y gracias á semejante relación