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eita catástrofe universal trascurrió mucho tiempo para
que el Nuevo Mundo volviera á repoblarse, pues los hijos
con la cual quería Dios castigai* los pecados de los hombres, fabri-
có una canoa cerrada y se embarcó en ella con toda su familia y mu-
chos animales; que habiéndose disminuido las aguas, soltó el cuervo, el
cual no volvió por estarse comiendo los cadáveres; que echó á la paloma
y volvió con un ramo verde de hobos; que desembarcó el viejo, y hallan-
do uvas silvestres hizo chicha, con la cual quedó ebrio y dormido; que uno
de sus hijos hizo burla de su desnudez, y el otro lo cubrió; que sabiendo
el viejo lo que había pasado, maldijo al primero y bendijo al segundo;
que ellos descendían de aquel hijo maldito, puesto que se hallaban desas-
trados y desnudos, y que los Españoles tendrían sin duda su origen del
bendito, puesto que se hallaban bien vestidos y con mejor fortuna.
El mismo Clavijero, en su citada obra, tom. I, lib. II, y tom. II, di-
sert. 1-3, dice: « Entre los Indios de la América Septentrional no sólo era
general la noticia del Diluvio, con la expresión de la barca, hombres, ani-
males, cuervo y paloma, sino también circunstanciada con la Torre de Ba-
Los Mexicanos
bel, confusión de lenguas y dispersión de las gentes. » se-
gún Mr. Ernesto Desjardins en su historia «Le Pérou avant la Conquéte
Espagnole», admiten también el Diluvio universal, que aniquiló la raza hu-
mana, en cuya catástrofe los hombres quedaron transformados en peces;
pero su Noé (Coxcox) y su muger, se salvaron en un tronco de árbol que
flotaba sobre las aguas, y se volvió á poblar la Tierra.
El manuscrito mexicano copiado por el Padre dominico Pedro de los
Ríos, en 1566, y conservado en la Biblioteca del Vaticano, bajo los núme-
ros 3,738 y 3,776, representa por signos simbólicos y figuras que no tienen
nada de incomprensible, las cuatro edades del Mundo, La tercera edad,
c[ue había durado 4008 años, fué terminado por un diluvio.
Los habitantes de Teochiapan, en Guatemala, según el sabio Alejan-
dro de Humboldt, en su obra tVues des Cordilléres,»conservantradiciones
que se remontan al tiempo de un gran Diluvio, después del cual, sus ascen-
dientes, bajo el mando de un jefe llamado Votan, vinieron de un país situa-
do hacia el Norte. En la aldea de Teopixca existían todavía en el siglo
XVI descendientes de la familia de Votan, siendo admirable cosa encontrar
en la América un nombre que recuerda al de Votan, cuyo progenitor rei-
nó entre los Escitas y cuya raza dio reyes á un gran número de pueblos.
Antonio de Herrera, en su década IV, lib. I, cap. XI, refiere que « los
Indios de Tierra Firme couscrvaban la memoria de haberse salrado sus