Page 141 - I. Origen de los indios de Amrica. II.Origen y civilization de los indgenas del Peru
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descendencia, multiplicándose extraordinariamente en el
decurso de los cuatrocientos años que, s? supone, mediaron
personaje con su familia, después de haber hecho asiento en Tiahuanacu, se
fué al Cuzco y volvió á multiplicarse el Género Humano. »
Francisco Gómez de Gomara, en su « Historia General de América,»
cap. CXXII, al ocuparse de los indios de la Provincia de Pachacamac y
sus confinantes, dice. « Muchos mantuvieron la tradición de que en tiempos
antiquísimos había llovido tanío, que se anegó toda la Tierra, á excep-
- ción de la elevada cumbre de un monte, donde unos pocos fabricaron una
casa con ventanas altas y bien cerradas, y metiendo dentro muchos ani-
males y otros comestibles, salvaron ellos solos sus vidas; que dejando de
llover por bastante tiempo, echaron por las ventanas dos perros, y rol-
vieron bañados y sin lodo, conocieron que aún no se habían disminuido
las aguas; que pasado más tiempo echaron otros dos perros, y como és-
tos volvieron secos y con sólo el lodo á las patas, conocieron que había
cesado el diluvio; que esperando algunos días más, salieron y volvieron á
poblar el Mundo».
Algunos pueblos de la América del Norte conservan igualmente la me-
moria de una antigua inundación llamada el Diluvio de los Apalaches.
Hasta los Groenlandeses cuentan que el primer hombre creado fué Ka-
Uak, y que de su dedo pulgar salió la primera mujer, después de lo cual,
el mundo se anegó y no pudo salvar más que un hombre y una mujer.
Basta lo citado sobre las tradiciones de los indígenas respecto al Dilu-
vio, para convencerse que tanto en el Continente del Nuevo Mundo, como
en los del Antiguo, se conserva siquiera una idea, un recuerdo de que el
Mundo fué sumergido por ese cataclismo universal; tradición que se ha
venido conserv.ando entre los Indios desde las primitivas generaciones,
pues en su sucesión no interrumpida, han venido comunicándola de padres
á hijos»
Como se ve, todas estas tradiciones y muchas otras que no anotamos,
porque ello sería demasiado extenso, prueban incontestablemente que el
Diluvio de Noé se extendió también al Continente americano; y lo prueba
tanto más el derrumbo que el año 1763 tuvo lugar de la mitad del cerro
de Coconuco, en el Ecuador, descubriéndose en la otra mitad que quedó en
pie, las diversas capas ó listas paralelas de que poco á poco se fué forman-
do dicho cerro, siendo unas de diversos colores de tierra, otras de arenas,
otras de piedras; en fin, otras formadas de innumerables especies de cara-
coles, conchas y otros testáceos, petrifica(íp8 uiips y no petrificados otros.