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122 ORIGEN DE LOS INDIOS
nión de Gomara, pues dice: *'E1 que hubiese habido anti-
guamente comunicación por tierra unida entre la América
y la África, es asunto que puede llamarse no sólo verosímil,
sino también demostrado en el día. Lo persuaden así las
obaervacionts y cartas del bajo fondo que Mr. Buache pre-
sentó á la Academia de París en el año 1737, las cuales,
examinadas después, demuestran la dirección de montes
subaqueos, puestos como sobre una cordillera, desde el ca-
bo Tagrin de África hcsta.la costa del Brasil en América."
Cuanto á la opinión de les mismos autores antiguos, de
haberse sumergido la Atlántida con un gran cataclismo
producido por lluvias torrenciales, ó irrupciones volcánicas
que grandes terremotos produjeran, el predicho Gomara
supone que aquel funesto acontecimiento pudo haber teni-
do lugar sólo en la parte que quiíá antiguamejite unía la
África con la América; en cuyo caso Platón habría sufrido
involuntariamente un error, sin haber querido inventar una
fábula, como lo pretenden plgunos, entre otros el P.José
de Acosta, que en su Historia Natural, cap. XXII, dice:
"Todo lo referido por Platón en su Timeo, respecto de la
pretendida Isla Atlántida, es fábula." Este mismo concep-
to del P. Accsta ha sido combatido por algunos escritores
contemporáneos suyos, entre ellos, el P. Fr. Gregorio Gar-
cía, en su obra ya citada, desde la p8g 146 hasta la 151,
probando que los ititérpretes de Piatpn, como Crantor,
Marcilio, Ficino y Plotino, en la antigüedad, Juan Serrano,
posteriormente, tienen por verídico lo referido por el filó-
ofo de Atenas en su Diálogo de Timeo. Además, Platón
ha sido tenido en todo tiempo en tan grande estima y repu-
tación en materia de filosofía, de historia y aún de teología,
que su gran saber le ha merecido el epíteto de «Divino.»
Sietecientos y cincuenta años antes de que Platón escribiera
su Tlmeo, según él mismo lo asevera, ''sucedió la guerra en-
tre los Atenienses y los Atlantes, y después hubieron espán»
tosQi terremotos y estraordiuari&s llnvias^ue inufidaroo