Page 25 - Cómo no escribir una novela
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habitualmente  porque  le  gusta  hacer  ejercicio.  O  porque  sigue  en  contacto  con  sus
          padres adoptivos de la Polinesia. En todos esos casos, tu protagonista puede recordar y
          exhibir su increíble capacidad para contener la respiración al bucear. Cuando aparezca

          ese corredor sumergido, el lector leerá con satisfacción cómo has unido esos elementos
          dispares.
               No importa cómo lo hagas, ese elemento no puede aparecer por sorpresa. No se le

          puede  revelar  al  lector  en  el  último  segundo  del  último  capítulo  que  Earl,  el  rudo
          leñador,  ganó  el  campeonato  de  bailes  de  salón  de  Michigan,  una  habilidad  que  le
          permite seducir a la altiva Lubricia, si no se ha hablado antes de lo bien que baila. Para

          más detalles, consulta Por qué el oficio de escritor es más difícil que el de Dios.











                                                                      La botella de color rosa medio llena

                                                                       Cuando los antecedentes revelan el
                                                                                                      desenlace


               Jack observó el agua que ascendía con una sonrisa. Con su casi instintivo

               dominio de la hidráulica, él sabía que sólo le llevaría cinco minutos nadar por
               ese corredor, algo que podía realizar perfectamente gracias a su habilidad
               para bucear. Era bueno saber que Synthia no corría un gran peligro.

                   Llenó sus pulmones como había aprendido a hacer y se zambulló en el
               agua.  Sin  esfuerzo,  recorrió  buceando  todo  el  corredor  y  emergió  a  la
               superficie, al otro lado, apenas notando la falta de aire. Allí estaba Synthia,

               toda ella una deslumbrante sonrisa. Había sido tal como él sospechaba, no
               había motivo para preocuparse. Incluso tenía las llaves, así que salir de allí
               no representaría ningún problema.

                   —Pero aún tenemos que salir de esta habitación cerrada —dijo Shyntia
               con el ceño fruncido de preocupación.
                   Con una sonrisa, él sacó las llaves de su bolsillo.

                   —¡Oh, qué genial eres! —dijo ella.
                   Y  se  fueron  hacia  la  puerta,  que  abrieron  fácilmente,  para  ponerse  a

               salvo.


          A nadie le interesa crear suspense, pues eso podría incrementar las ventas de nuestro
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