Page 44 - Cómo no escribir una novela
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mata toda posibilidad de firmar un contrato con una editorial.
Esta solución es igual de mala si el suicidio (un extraño accidente, etc.) es el de una
esposa molesta, el rival en los negocios o cualquier otro personaje cuya desaparición
sea sospechosamente oportuna para el autor. El lector inmediatamente se huele que el
autor está jugando sucio. Si resulta conveniente que un personaje muera, como mínimo
prepara el terreno (ensoñaciones suicidas, un corazón débil) en escenas anteriores.
La versión más suave de este error, tipo traslado repentino a la oficina de Tokio,
también requiere cierta preparación.
El ángulo del paralaje chino de la
conspiración
Cuando el desenlace de la historia se
come la historia
—Ya ven, el lobby de los hoteles está conchabado con el inspector en jefe de
la policía —explicó Herr Schlock apuntando con el cañón de su Crossmatch
69 a la cara de Mary—. Y el verdadero nombre de esta mujer es Joseph
Mengele, ¿les suena? Huyó a Paraguay tras la caída de Berlín, se hizo
varias operaciones de cirugía plástica radicales y empezó una nueva vida
como Josephine Womenguele. Tuvo una breve carrera como cortesana en
los altos niveles de la sociedad de Washington, lo cual la preparó
sobradamente para seducir al tonto de su novio, Bruce. Todo esto formaba
parte de un ha tiempo olvidado plan alternativo de seguridad para asesinar
al presidente Dukakis, en el caso de que hubiera resultado electo. Cuando
Bruce metió sin darse cuenta una combinación específica de monedas en
aquella lavadora de la lavandería, activó el plan y atrajo la atención de
Menguele, de modo que Bruce acabó encamándose también con el inspector
en jefe por propia voluntad.
Schlock rió con su acento alemán cuando Mary trató de aportar más
información. Schlok agregó:
—Ni que decir tiene que todo esto les resultará difícil de creer después
del borrado de sus memorias que nuestros enemigos canadienses han
operado en ustedes, pero que sólo tuvo éxito en parte. En cualquier caso, no
se preocupen, se lo explicaré todo en el submarino que nos llevará a
bombardear Winnipeg, la capital de la provincia canadiense de Manitoba.