Page 64 - Cómo no escribir una novela
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que  haga  comentarios  verdaderamente  profundos,  se  vale  de  un  personaje  fugaz  tan
          fácilmente impresionable que parece tonta. Este error es una variante de Los gnomos de
          los calzoncillos: el autor sabe qué clase de persona quiere que sea su personaje, pero

          no se toma el trabajo de convencer al lector. Haciendo que otro personaje le ría las
          gracias no se consigue que el diálogo sea más divertido. Los personajes como Efímera
          a menudo aparecen en tramas tan onanistas como una muñeca hinchable.

               Ante esto el escritor tiene dos opciones: puede trabajárselo más o dejar que ese
          personaje sea lo poco divertido e inteligente que realmente es.







                                                                                      Una multitud sin rostro
                                                               Cuando aparecen un montón de extras que

                                                                                  se desechan por el camino


               Cuando  llegó  al  pícnic,  Alex,  el  hermano  de  Nell,  fue  el  primero  en
               acercarse a ella y darle un cálido abrazo con sus fuertes brazos de irlandés.

               Detrás,  ella  pudo  ver  a  sus  primos,  Max,  Betty  y  Lucy,  con  su  prima
               segunda,  que  también  se  llamaba  Lucy,  y  al  gran  danés,  que  también  se
               llamaba Max.

                   —Cuánto me alegro de verte —dijo Alex, separándose de ella con una
               amplia sonrisa.
                   Alex vivía en Delaware, y era una alegría siempre que venía a la ciudad.

                   —Mamá, papá —dijo Nell cuando los vio.
                   Ellos  los  saludaron  con  la  mano  y  fueron  hacia  ella,  pero  pronto  los
               abordaron Mitzi, Bitsy y Ramona, las trillizas por parte de padre.

                   Nell realmente amaba esos pícnics en los que se reunía toda la familia
               cada  verano.  Casi  le  hacían  olvidar  que  trabajaba  como  detective  de
               homicidios  en  el  peor  barrio  de  Baltimore,  aunque  no  del  todo.  El  caso

               McQuiver le vino a la mente en ese momento, y volvería al día siguiente,
               cuando se sentara frente a la mesa de su despacho…



          En la vida real las personas se llevan bien con su familia y pasan muchos ratos con ella

          siempre que pueden. Si quieres que tu personaje sea así, piensa antes que tu libro va a
          entrar  en  nuestras  casas.  Y  tienes  que  ser  un  huésped  educado.  Cuando  invitamos  a
          alguien a casa, no esperamos que se presente con toda su familia. A menos que una
          persona tenga realmente un papel en la trama el lector no necesita conocerla. Al igual
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