Page 65 - Cómo no escribir una novela
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que un gerente de la pequeña y mediana empresa, no necesitas gente que no haga nada
          en tu novela, por más que sea un familiar muy cercano.
               De la misma forma, es innecesario introducir una madre o un padre —habitualmente

          mediante  el  recurso  de  una  larga  conversación  telefónica  tipo:  «Qué,  ¿cómo  os  va
          todo?»— para demostrar que el protagonista, como todos los mamíferos, tiene un padre
          y una madre.







                                                                          Me he enamorado de una barbie

                                                                       Cuando el amor no es precisamente
                                                                                                       profundo


               Joe  dejó  que  sus  ojos  se  demoraran  en  sus  brillantes  ojos  azules,  su  piel

               perfectamente bronceada, su larga melena rubia. Melinda podría haber sido
               modelo, si no fuera por sus enormes, aunque perfectos, pechos. Sus brazos
               eran esbeltos y del color del oro, sus piernas largas, y bien torneadas. Por

               un lado recordaba a Scarlett Johansson y por otro a Angelina Jolie, sólo que
               mejor. Joe nunca pensó que pudiera sentir tanto amor.



          Muchos amores de novela son de lo más superficial. Con los personajes masculinos
          «los  ojos  azules  como  el  mar»  suelen  ser  un  indicio  revelador.  Con  los  femeninos,

          desconfía  de  una  «larga  melena  rubia».  En  una  película,  cuando  aparece  Scarlett
          Johansson  y  el  macho  de  la  manada  inmediatamente  cae  rendido  de  amor  por  ella,
          entendemos perfectamente la reacción del chaval. En una novela sólo vemos el mismo

          tipo de letra que hemos visto en todas las otras páginas. La más apasionada y elocuente
          descripción  de  Angelina  Jolie  desnuda  no  tendrá  el  impacto  que  tendrían  cinco
          segundos  de  la  filmación  más  defectuosa;  y  aunque  millones  de  años  de  evolución

          pueden habernos programado para que valoremos el tamaño, aún no han conseguido que
          reaccionemos igual ante el tamaño de la tipografía. Peor aún, también instintivamente
          nos suelen caer mal los personajes —incluso del sexo opuesto— que son de una belleza

          ideal. Esto no quiere decir que los protagonistas de tu historia de amor no puedan ser
          guapos, sólo que han de tener alguna cualidad que los haga dignos de ese amor. Aunque

          sólo sea una.
               Recuerda:  «rubia»,  «morena»,  «pelirroja»  no  son  adjetivos  que  describan
          personalidades.
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