Page 243 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz 233
malgastar la plata como lo hice en el norte argentino en mis tiempos de
peleador callejero. No quiero que digan que soy un pobre vende am-
baibas”, pensó mucho y muchas ideas se le venían en la mente.
Despertó cuando el tren cruzaba el puente de río Grande, fue
cuando recordó un sueño. ¿Qué soñó? Que una amable muchacha
le había robado la maleta y ¡que la maleta con los dólares había
desaparecido!. Fue entonces cuando recordó que una señorita que
dijo llamarse “Pildorita” se sentó a su lado y le invitó una gaseosa.
¿Cómo era la muchacha? Parlanchina era la “pildorita”, agraciada,
coquetísima y amable y no paraba de hablar, preguntaba bobadas.
“Gigante” se aburrió de la misma letanía de la “pildorita” y se dur-
mió. ¿Porqué se aburrió? Por su verborrea que lo aburrió. Le decía
la parlanchina: ¿”sabe?, yo tenía un novio y cuando todo andaba
bien descubrí que él era casado”; “mi segundo novio era un piloto
con quien también hicimos planes matrimoniales, pero claro, era
casado y con una tropa de hijos”; “en otra ocasión mi novio me
dejó plantaba en las puertas de la iglesia y eso nunca le perdoné…
“.
Fue cuando ella descubrió la maleta repleta de verdes y de pesos
bolivianos. ¡Estaba repleta de dólares! ¡Miles de miles de dólares!
La pildorita se dijo a sí misma: “Me llegó la buena suerte, con esta
cantidad de dólares me voy dar todos los gustos que nadie me dio”.
Muy cautelosa intentó comprobar la cantidad de dólares que esta-
ban en la mochila… y… “El enmascarado de plata” despertó, pero
simuló dormir profundamente y después reaccionó violentamente,
tomó por las manos a la pildorita. “Así que eres una vulgar ladrona
“ y sacudió a la parlanchina-, la tomó por lo brazos e intentó matar
otra vez a una mujer y a su propio estilo de violento y despiadado,
la arrojó por la ventanilla del vagón con el tren en marcha, cerca
al cuarto anillo, en el barrio Guaracachi.
“Gigante” vagó por las calles de la capital cruceña sin ton ni son