Page 242 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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          pensando qué decisión tomar: “Me voy al Brasil, digamos a Corumbá
          y puedo trabajar. Quiero conocer también la playa Ipanema con esas
          bellas garotas. O mejor me voy a Santa Cruz de la Sierra, la tierra
          prometida para muchos bolivianos”. Dos días estuvo indeciso.

          Al tercer día otra vez llegaron las malas noticias por la radio. Mien-
          tras desayunaba en el andén de la estación escuchó lo siguiente: “La
          Policía Boliviana está en alerta en la frontera en la región de Puerto
          Suárez, hay una buena recompensa por los datos de un hombre cor-
          pulentísimo que debe llevar una mochila tipo militar, esa persona
          mató a una mujer e incendió una precaria vivienda; se sospecha, asi-
          mismo, que esa persona se apropió de una importante suma de dóla-
          res de una avioneta siniestrada. El dato para reconocerlo, vuelvo a
          repetir –recalcó el locutor-. Es un hombre corpulentísimo y de mirada
          de hielo”. Su sexto sentido alertó a Primitivo Nerón, quien inmedia-
          tamente compró una maleta grande y metió la mochila con los dóla-
          res, prefería estar sentado para no ser reconocido como un gigante.
          Tuvo suerte, ningún policía se acercó a la estación. Y decidió mar-
          charse a la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Prefería estar sentado
          para no demostrar su impresionante físico, se compró gafas oscuras
          y una gorra para pasar inadvertido por donde caminaba. Él lo sabía,
          había una recompensa para quien dé datos sobre el paradero de un
          hombronazo. Son varias estaciones donde el tren se detiene y a veces
          abordan policías, Roboré, Chochís, San José de Chiquitos, Quimome,
          Tres Cruces, Pailón y Puerto Pailas.

          Durante el largo y tedioso viaje pensaba qué haría en la capital del
          departamento de Santa Cruz, qué hacer con tanto dinero en una ciu-
          dad de oportunidades. Algunos llegaban a la ciudad de Santa Cruz
          de la Sierra con una mano atrás y otra adelante, es decir yescas. Pero
          él llegaba con por lo menos 250.000 dólares contantes y sonantes.
          “Me casaré con una mujer que también tenga plata, juntos seremos mi-
          llonarios, es la segunda oportunidad que tengo en mi vida. Ya no voy a
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