Page 28 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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          días me marcharé, pero igual me tienen que pagar lo prometido. Ano-
          che Mata Hari conoció a Euclides –continuó su relato Alain Centu-
          rión-, concertó una cita en el local Macondo, ese encuentro fue
          gracias a uno de nuestros soplones de la Constructora Moderna Santa
          Cruz, creo que es también taxista. Ella debió ejecutar al candidato
          de Arenal en la misma discoteca, pero algo falló. Conociendo la
          forma violenta y despiadada de actuar de Simone Candau, quien era
          propensa a tener ataques de histeria si algo salía mal. Mata Hari llegó
          a la discoteca exactamente a las 20:20 donde ya la estaba esperando
          el candidato presidencial de Arenal. Hubo un saludo frío y distante,
          por instinto ambos sabían que se jugaban la vida”. Euclides Santacruz
          había comenzado a desconfiar de todo y de todos, lástima que era
          muy tarde en su vida. Era domingo, cuando las familias cruceñas
          acostumbran cenar en lugares conocidos, como lo era Macondo, que
          a esa hora estaba repleto de comensales.

          Demasido tarde.

          El candidato presidencial estaba sentado recordado la tarde que visitó
          a la doctora Obregón Martínez, y recién recordó que la única verdad
          era que él estuvo en el consultorio de la doctora, todo lo demás fue
          imaginación o un sueño, nunca caminó por la avenida Cañoto hasta
          el monumento al guerrillero patriota, no recordaba que ingresó a la
          iglesia La Merced ni nunca recitó la poesía de Antonio Comas, el
          indio Duarte. Tampoco estuvo en la plaza 24 de Septiembre donde
          fue ovacionado y proclamado presidente de Bolivia por los seguido-
          res de Arenal.

          Todo fue un sueño.

          Vio que Dominique Fontaine, el verdadero nombre de Mata Hari, se
          acercaba a su mesa. Vestía un vestido rojo largo, llevaba un bolso
          grande en la mano derecha, era una figura despampanante, deslum-
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