Page 37 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                             27



            su memoria el poema “Padre nuestro” del Indio Duarte. La iglesia
            estaba desierta, a esa hora los fieles no acuden a la casa de Dios. Eu-
            clides estaba solo, absolutamente solo. Se arrodilló para repetir el
            poema, como ya dijimos nadie estaba en la iglesia, pero el piano co-
            menzó a tocar un arpegio con manos invisibles. El candidato presi-
            dencial miró a todos los lados y nadie estaba en la inmensa nave,
            todo solitario. Comenzó a rezar repitiendo los versos de “Padre Nues-
            tro” y el piano continuaba repitiendo el mismo arpegio: “A solas re-
            zando me quedé en el templo/ Las luces brillaban con tonos diversos/
            El órgano altivo con voz salmodiante/ Cantaba un arpegio/ Y una
            viejecita pobre/ Sus males llorando clamaba/ Padre Nuestro que estás
            en los cielos/ Allí en los altares, estatuas y sirios/ Parecían juntos
            murmurar un rezo/ Y la divina cruz que tantos milagros/ En todos los
            tiempos ha hecho…

            Al finalizar la segunda estrofa el candidato presidencial se durmió.
            No supo el tiempo que estuvo dormido y despertó escuchando el ar-
            pegio y siguió recitando el poema: “Y le dije a Cristo en la cruz cla-
            vado por su amor intenso/ Le dije piadoso, mientras el armonio
            cantaba de nuevo un arpegio/ Vuelve hacia nosotros tu mirada au-
            gusta /Padre Nuestro que estás en los cielos/ Vuelve a hacerte hom-
            bre/ Ven para guiarnos que necesitamos tu divino ejemplo…
            Otra vez sintió que se dormía y cuando despertó siguió recitando “y
            el órgano triste murmuraba siempre idéntico arpegio/ Y mi pobre
            alma clamaba/ Padre nuestro que estás en los cielos/ Ten piedad de
            los humildes/ Ten piedad de los que sufren/ Ten piedad de los que
            imploran/ Ten piedad de los que lloran/ Padre Nuestro/ Padre Nues-
            tro/ Que estás en los cielos…

            Nunca supo cuánto tiempo estuvo arrodillado ante Dios.
            Despertó y sintió que su alma estaba limpia de toda culpa, se sintió
            libre de todo pecado, se sintió un hombre puro. Se persignó y salió
            del templo solitario, cruzó la calle España, se sintió efusivo a esa
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