Page 83 - LIBRO LA NCHE TRAGICA SANTACRUZ
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La trágica noche de Santacruz                            73



            -Bonito edificio -dijo la tía-. Lo diseñó un gran arquitecto de apellido
            que no recuerdo. Abre bien los ojos y luego piensa que tú también di-
            señarás la construcción de un edificio de esa envergadura. Entraron a
            Inteeso, el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores del Oriente Bo-
            liviano. Una atractiva secretaria les dio todos los datos que se exigían
            para inscribirse como alumno regular, el costo para la carrera de Arqui-
            tectura era alto, se necesitaban miles de “Washingtones”, pero Anastasio
            Santacruz había ahorrado lo necesario para enfrentar cualquier contin-
            gencia y costear el estudio de su único hijo. “Aquí se paga por adelan-
            tado -dijo la atractiva rubia- por lo menos un semestre. Se deja otra
            suma como garantía. Llene sus datos en este formulario, lea atentamente
            las cláusulas que tiene esta casa superior de estudios, si acepta, firme
            abajo. Las actividades universitarias comienzan el primero de febrero”.
            La tía Encarnación estuvo de acuerdo digamos con los estatutos o cláu-
            sulas estipuladas y ambos firmaron.

            -“Está usted admitido en esta casa de estudios, en forma provisional.
            Usted debe presentar su título de bachiller, llenar las boletas de ga-
            rantía. Luego se le informará de sus horarios y otras precisiones. Su
            tía es la garante de usted”, dijo finalmente la atractiva rubia.
            Fue ese día que comenzó tu desafío Euclides, tenías las puertas
            abiertas para labrar tu destino, es tus manos estaba tu futuro, pero
            todo lo malograste aquella noche en la discoteca “Macondo”
            cuando el diablo te llevó a ese antro y te encontraste con una her-
            mosa y misteriosa mujer que solo la conocías como Simone Can-
            dau. Intentaron asesinarte dos veces, pero en la tercera ocasión no
            fallaron, te cerraron el camino en tu brillante carrera política, por-
            que te tuvieron miedo Euclides y no te diste cuenta que tus enemi-
            gos estaban muy cerca tuyo.

            Te tuvieron miedo, porque todos sabían que ganarías las elecciones
            presidenciales del 1 de junio de 1997 y que desde el Palacio de
            Gobierno pondrías en orden a todo el país. Tenían que cerrarte el
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