Page 113 - Libro Catecumeno
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Génesis, 4
Caín se irritó sobremanera y andaba cabizbajo. El Señor dijo a Caín:
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- ¿Por qué estás resentido y con la cabeza baja? Si obras bien, andarás
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con la cabeza levantada. Pero si obras mal, el pecado acecha a la puerta de tu
casa para someterte, sin embargo, tú puedes dominarlo.
8 Caín dijo a su hermano Abel: Vamos al campo.
Y cuando estaban en el campo, se lanzó Caín sobre su hermano Abel y lo
mató.
9 El Señor dijo a Caín: - ¿Dónde está Abel, tu hermano?
Contestó: - No sé, ¿soy yo, acaso, el guardián de mi hermano?
10 Pero el Señor replicó: - ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu
hermano clama a mí desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra que se ha
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abierto para recibir la sangre que tu hermano derramó. Cuando cultives el
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campo, no te dará su fertilidad. Andarás errante y vagando por el mundo.
13 Caín respondió al Señor:
- Mi culpa es demasiado grave para soportarla. Si hoy me expulsas de la
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superficie de la tierra y tengo que ocultarme de tu presencia, andaré errante y
vagando por el mundo; y cualquiera que me encuentre, me matará.
15 Le respondió el Señor: - No es así. El que mate a Caín lo pagará multiplicado
por siete. Y el Señor marcó a Caín, para que no lo matara quien lo encontrara.
Este relato, así como el de Adán y Eva, presenta las figuras originarias de la
humanidad. En este caso, plantea por qué los homicidios y las muertes.
Notemos el diálogo de Dios con Caín antes: ¿Qué quiere hacerle entender el
Señor? ¿con qué palabras se lo dirías tú? ¿Cuál es la frase que más te gusta de
este diálogo?
El diálogo después: Subraya las frases más importantes, dichas por Dios y por
Caín.
¿Qué actitudes tiene Dios con Caín después del homicidio?
4. PROFUNDIZAMOS
Los noticieros presentan los hechos delictivos y comentan muchos
detalles, pero nadie piensa en ese tiempo de “diálogo consigo
mismo”, que la Biblia sí presenta.
“El pecado acecha a la puerta de tu casa para someterte, sin
embargo tú puedes dominarlo”. El Señor, como buen papá, hace
reflexionar a Caín. El mal no está en el arma, sino en su corazón. “Tú
puedes dominarlo”. Tenemos la posibilidad, si queremos, de ganarle
a las malas tendencias.
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