Page 114 - Libro Catecumeno
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A este diálogo interno, a esa voz que habla en el corazón, la
                  llamamos ‘CONCIENCIA’. Es propio de los seres humanos esa
                  capacidad de distinguir lo bueno de lo malo, esa voz nos dice qué
                  es aceptable y qué no lo es. No importa si es oculto, si nadie lo
                  sabe: el Señor lo ve y nuestro corazón lo sabe.

                  •  A la conciencia se le llama
                     también “voz de Dios”. La
                     conciencia  es  el  centro  más
                     íntimo y secreto del ser hu-
                     mano: ahí estamos a solas
                     con el Señor. Una ‘concien-
                     cia recta’ nos dirá claramen-
                     te qué debemos hacer y qué
                     evitar; como consecuencia
                     nos felicita. O bien nos produce remordimiento.
                  •  Hay un diálogo y a veces una fuerte lucha interior: ¿Sigo la voz
                     de mi conciencia o no? ¿Hago simplemente lo que se me antoja,
                     aunque sea malo?...
                  •  El Señor afirma algo muy bueno: “Tú puedes dominar el pecado
                     que te acecha”.  No somos robots programados: tenemos capa-
                     cidad de elegir.
                  •  Tanto más seguimos la conciencia para lo bueno, tanto más so-
                     mos realmente libres. Subrayado: libertad es la capacidad de
                     hacer las cosas buenas, constructivas; lo otro es negación de la
                     libertad: es libertinaje.
                  •  “Si obras bien, andarás con la cabeza levantada”: La voz de Dios,
                     no se cansa de invitarnos a vivir “con la cabeza levantada”:  ha-
                     ciendo las cosas buenas. Vivir desde la voz de la propia concien-
                     cia es la guía mejor hacia una personalidad segura y armónica.
                  •  Pero es preciso educar nuestra conciencia, escuchar y seguir
                     su voz interior. Porque, después de obrar repetidamente lo malo
                     (quien roba con frecuencia, o trata con violencia, etc.), se acos-
                     tumbra a ello: es la “conciencia laxa”. Es preciso lograr una “con-
                     ciencia recta”, que distingue claramente lo bueno de lo malo.
                  •    El camino cristiano
                  •  El camino cristiano
                    Estamos avanzando en nuestro proceso catecumenal.
                    Tengamos claro que no se trata sólo de un día de fiesta, sino de
                  SEGUIR A JESÚS, vivir con él y como él. Significa unirse fuertemente



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