Page 142 - Encuentra tu persona vitamina
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patrones que resultan raros o molestos —niños inseguros, problemas de
atención, trastornos de impulsividad…—. No se trata solo de que
desaparezcan los síntomas o los problemas que preocupan tanto a los padres,
se trata de trabajar y mejorar al máximo la relación padre-hijo. Es decir, que
los padres sean conscientes de su labor como tal, que sean conscientes de su
propia historia y de su forma de gestionar emociones.
Cuando tú, como adulto, conectas con tu interior, gestionas tus emociones
de manera sana, automáticamente —nada es automático, pero sí se transforma
en un proceso más sencillo— surgen puentes hacia el mundo emocional de tu
hijo. Si te cuesta aceptar un no por respuesta y reaccionas mal a la
desobediencia —proceso por otro lado natural de la mente humana— quizá
respondas de modo desproporcionado ante una falta de respeto. La educación
que hayas recibido influirá significativamente en la forma en la que tratas a tu
descendencia.
Ya lo sabemos: los niños que se sienten queridos se convertirán en adultos
que sabrán amar. Durante la infancia se irán formando los cimientos que les
ayudarán a sentir y querer de forma sana y ese desarrollo emocional estará
íntimamente relacionado con las primeras interacciones familiares y sociales.
He escuchado y leído en varias ocasiones una frase que me parece muy
acertada: «Si alimentas a tu hijo con grandes dosis de amor, sus miedos
morirán de hambre». Alimentarlos con amor es comunicarles y expresarles
cariño, ya que esto mejora la seguridad que tendrán en ellos mismos a la hora
de enfrentarse a los retos de la vida.
Cuanto más queridos se sienten, mayor facilidad tendrán para superar sus
miedos. Y sí, un padre o una madre vitamina son los que no tienen miedo a
demostrar afecto, físico o verbal. No se avergüenzan de compartir cariño.
Te dejo unas ideas para ser padre o madre vitamina:
— Enséñales a hablar de sus emociones y a expresarlas.
— No niegues su vulnerabilidad o sus defectos. Háblalos y ayúdales a
reconducirlos.
— Tócales, no temas expresar afecto a través del contacto físico.
— Aprende a elogiarlos sin atontarles.
— Evita la sobreestimulación (que hagan mucho y que no conecten con
su familia o emociones). Cuidado con los hijos que tienen una agenda