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Desde la perspectiva cristiana
Diferentes pero complementarios
La mujer y el varón son diferentes, pero ello no quiere decir que uno de los dos sea
superior al otro. Ambos son iguales en dignidad y derechos.
Con frecuencia se discute sobre machismo y feminismo, es decir, exagerar el valor
o poder del varón, a costa de la dignidad de la mujer, o de exagerar el valor o dones
de la mujer, a costa de despreciar las características de los varones. Ciertamente,
hasta hace poco la mujer no tenía las mismas oportunidades que el varón para
realizar determinadas funciones y cargos sociales, que eran desempeñados por
hombres en su mayoría. Hoy, afortunadamente, esta situación va desapareciendo
progresivamente. Cualquiera sea el caso, no se puede apreciar la belleza de uno
correctamente si se desprecia la del otro:
• No se puede valorar el ser varón, si no es apreciando lo bello que es ser mujer.
• No se puede valorar el ser mujer, si no es apreciando lo bello que es ser varón.
Estas dos maneras de ser persona (varón y mujer) se complementan entre
sí. Cada uno enriquece al otro con unas características que este no posee,
y le ayuda a ser más humano y, juntos construyen una sociedad más ar-
mónica. Esta complementación se vive, sobre todo, en la vida de pareja
y de matrimonio, pero también en la relación de amistad con personas
de otro sexo.
Si entre varón y mujer hay una relación sincera, la diferencia sexual ayuda
a crecer.
Cristo, hombre perfecto
Los jóvenes quieren y necesitan crecer como personas. Pero no de cualquier
manera. Ellos desean no solamente “ser alguien en la vida”, sino desarrollar
al máximo todas las potencialidades que Dios Creador les ha regalado.
Para asegurar un crecimiento que valga la pena, el Señor Jesús se propo-
ne a sí mismo como modelo y camino y nos invita a seguirlo.
Esto porque:
• Él es el hombre nuevo, perfecto, completo.
• Es el hombre más hombre de todos los hombres.
• Es “Hombre” que le revela a los hombres lo que están
llamados a ser.
San Pablo lo presenta como el ideal más elevado y nos
invita a crecer según su estatura, es decir, a ser como Él.
Este crecimiento es posible cuando aprendemos a pen-
sar, a sentir, a actuar, a vivir y hasta a morir como Él.
Piensa
En medio de una sociedad injusta y desigual, en la vieja Palestina del
siglo I, Cristo siembra con sus palabras, parábolas y actos un amor venido
de Dios que cambiará la historia de la humanidad. Predica el bien, la justicia,
la solidaridad; busca un mundo mejor, más amable y caritativo.
¿Cuán cerca o cuán lejos estás de asumir este legado liberador de
opresiones, más vivible y vivicante de tu vida y las de los que te rodean?
RELIGIÓN 1º MEDIO • Unidad 2 41