Page 95 - LIBRO DE RELIGIÓN 1° MEDIO
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Desde la perspectiva cristiana
Desde el arte
El Papa nos habla del amor
La primera encíclica que el Papa Benedicto XVI ha escrito para todos los católicos y hom-
bres de buena voluntad del mundo entero, Dios es Amor, justamente nos aclara una gran
verdad que tiene plena actualidad: la vocación del varón y la mujer es aprender a amar.
Los siguientes apartados transcriben pasajes de esa carta pastoral para que reflexiones
sobre lo que el Papa nos dice sobre el amor.
Dios es amor
“Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.”
1 Jn. 4, 16.
Estas palabras expresan el corazón de la fe cristiana: la imagen de Dios es
el amor y la vocación del hombre es amar. No se comienza a ser cristiano o
cristiana por una decisión o una gran idea, sino por el encuentro con una
Persona, Jesús, quien da un nuevo horizonte a la vida.
Jesús nos enseñó con el ejemplo de su vida que la fe se expresa uniendo
el amor a Dios y el amor al prójimo y, puesto que es Dios quien nos amó
primero, ahora el amor ya no es solo un “mandamiento”, sino la respuesta
de las personas a ese regalo del amor, con el cual viene Dios al encuentro
del hombre.
En un mundo en el cual a veces se relaciona el nombre de Dios con la ven-
ganza o incluso con la obligación del odio y la violencia, este es un mensaje
de gran actualidad y con un significado muy concreto. Por eso, en mi primera
Encíclica deseo hablar del amor, del cual Dios nos colma, y que nosotros
debemos comunicar a los demás.
El amor “eros”
El término “amor” se ha convertido hoy en una de las palabras más utilizadas
y también de las que más se abusa, a la cual damos significados totalmente
diferentes. En efecto, se habla de amor a la patria, de amor por la profesión o
el trabajo, de amor entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos
y familiares, del amor al prójimo y del amor a Dios.
Sin embargo, en toda esta multiplicidad de significados, destaca el
amor entre el varón y la mujer, en el que se le abre al ser humano una
promesa de felicidad que parece irresistible, en comparación del cual
palidecen, a primera vista, todos los demás tipos de amor.
Los antiguos griegos dieron el nombre de “eros” al amor entre hombre
y mujer. Esta es la fuerza del amor presente en el varón y la mujer. Es
un amor potente, fuerte, instintivo, dominante y posesivo del otro,
pero que muchas veces necesita ser también encauzado.
Entre el amor y lo divino existe una cierta relación: el amor promete
infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente dis-
tinta de nuestra existencia cotidiana. Pero, al mismo tiempo, se cons-
tata que el camino para lograr esta meta no consiste simplemente
en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una educación y una
maduración del amor, que incluye también la donación, entrega y renuncia
de sí mismo. Hace falta, entonces, dar un paso más allá del amor “eros”.
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