Page 5 - Palabras en libertad
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estaban dando una de esas novelas Turcas llenas de drama y acción. Cuando

            pensamos que todo ya había vuelto a la normalidad y nos habíamos convencido

            que todo lo anteriormente vivido tan solo fuera parte de nuestras mentes otro ruido

            volvió a escucharse afuera, pero esta vez pudimos ver a un hombre. Con aspecto

            desaliñado, con la ropa hecha jirones y una mirada penetrante. Trate de leer su

            mirada, pero solo encontré arrepentimiento. Ninguno de los que se encontraba en

            la cocina podía moverse, estábamos todos mirando fijamente a aquel hombre.

            Lentamente fue sacando de su bolsillo un papel doblado en cuatro. Lentamente y a

            regañadientes, fue desdoblándolo y, cuando ya estaba completamente estirado el

            papel en su mano, lo pegó contra la ventana. Nos miramos confusos, no

            entendíamos que significaba aquello. Y como si fuera por arte de magia, volví a

            estar en la mesa de la cocina, con mi libro en manos pero esa vez sola. Fui a la

            habitación de mis papás y los vi ahí, durmiendo, como si nada de ello hubiera

            pasado. Luego subí hasta la de mi hermano y también estaba ahí, durmiendo. Baje

            nuevamente a la cocina para tomar un poco de agua, estaba sudando. Me fijé en el

            reloj que se encontraba en la pared que marcaban las tres y media de la mañana.

            Cansada y confundida, agarré mi libro que se encontraba en la mesa y despacio

            caminé hacia las escaleras. Pero antes de poner un pie en estas, cayó un papel


            desde dentro del libro doblado en cuatro. Me agaché con precaución y lo desdoblé
            por completo. Y me quede muda, de piedra y sin emitir ningún sonido alguno. Lo


            que tenia en mis manos era la nota que aquel hombre había pegado contra la
            ventana de la cocina pero ahora si la puede entender, ahora se a lo que se refería.


            Y, sin mas, subí corriendo hacia mi cuarto a toda prisa con el miedo fluyendo entre
            mis venas. Me encerré en este y me acosté en la cama tratando de dormir. Pero no


            pude hacerlo.


            "Fue un error, olvidarán todo esto.”


                                                                                     La Bella Maléfica


                                                                (Julieta Curell – 2º Año – Mención)
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