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prólogo para la tortura y el confinamiento, la
cárcel de Abu Ghraib y el Gulag de Guantá-
namo, tan oprobiosos como los de Siberia, y
sobre el cual la Corte Suprema de Justicia de
Estados Unidos hace pocos días falló que era
violatorio, no sólo del derecho interno america-
no, sino también de la Convención de Ginebra,
con el voto favorable de cinco magistrados y la
oposición de tres, coincidencialmente nombra-
dos dos de ellos por el actual Presidente y uno
por su padre.
En medio del ajetreo de su vida pública,
nadie más celoso que Alberto Lleras de su fue-
ro íntimo y de su vida privada, en oposición a
la vida pública, “cuyas formas comunes y mos-
trencas, siendo de todos, no son en verdad de
nadie, y más propiamente constituyen la corte-
za, la secreción anquilosada, mecanizada, enaje-
nada, del auténtico vivir, que es el íntimo e indi-
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