Page 149 - libro Antología cuentos 2020 La Balandra.indd
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los pulmones y de los bronquios, y le pongo almohadillas para sumergir-

               la. ¿Qué ángel caído romperá su lanza / para batirse en duelo por un

               alma / envuelta en un calor de utilería? / ¿Qué dios sombrío acunará en

               su huerto / una inasible flor de invernadero? He ordenado que se cierre

               todo meticulosamente: un soplo de aire puede acelerar la desecación de

               las partes periféricas más delicadas como los dedos de las manos, los la-

               bios, los párpados, las orejas y la punta de la nariz. Puede parecer un de-

               talle menor, pero la obra de arte debe ser perfecta, impar, inimitable. No

               se abrirá, de aquí en más, ni un resquicio de ventana, aunque los aviones

               sobrevuelen  el  edificio  y  la  consumación  del  golpe  sea  inminente;  las

               obras de arte son ajenas a los cuartelazos y a las sediciones. Me cosen, me

               descosen, me suturan / me niegan el reposo, me desnudan / en una obsce-

               nidad sin atributos. Sospecho que en algún momento estas manos se van

               a desprender del rosario pontificio que las ocupa y se acercarán, lenta pero

               ineluctablemente, a mi rostro para demorarse en una caricia tenue, cálida,

               reparadora. ¿En qué espejo podré reconocerme / si soy aquello que jamás

               he sido: / una caricatura de la muerte?


















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