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mano tengo la llave y en la otra el celular por donde mi papá no me dice
que se arrepintió de haberme dicho lo que me dijo, de haber dicho que le
daba vergüenza tener que decirle a sus hermanos y a sus compañeros de
trabajo que su hijo mayor era marica y que tenía un novio, ¿me ves a mi
diciendo eso Esteban?, me había dicho. Que mi papá grita en el teléfono,
Esteban contestame, Esteban mataron a tu hermano. Que camino por la
vereda y escucho Maxi muerto, Maxi tirado en el asfalto, Maxi y un tiro
en la cabeza. Que voy y vengo y le digo que ahora voy, que me diga dón-
de está, pero no sé dónde estoy yo. Que vaya rápido me dice, que por fa-
vor, que no sabe qué hacer. Que me guardo el celular en el bolsillo y lo
saco y lo guardo, que quiero llamarte pero no sé qué decirte, entonces lo
guardo y pregunto cómo llego hasta la calle Brasil, qué colectivo me deja,
que el kioskero me explica y me dice qué ramal, pero tomo un taxi y le
digo que vaya rápido, lo más rápido que pueda. Que no hace magia me
dice el tipo y me empieza a hablar del tránsito, que ya no hay hora pico,
que todas las horas son pico. Que mataron a mi hermano le digo, lléveme
rápido que mataron a mi hermano y veo la cara del tipo por el espejo, la
expresión que cambia, que me mira con cuidado, que me clava la mirada
como la llave de tu casa se me clava en la pierna y no la saco del bolsillo,
quiero que atraviese la tela floreada del bolsillo, se hunda en mi pierna,
me haga un agujero y me salga sangre. Que vamos por la avenida hacia el
sur y la gente se amontona en las esquinas, que los miro cruzar por las
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