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charco el gringo vio una rana y un cien pies y se le

ocurrió una brillante idea, comentó , mañana haremos

unos insectos nuevos en nuestro laboratorio.
El quirófano lo teníamos instalado en un cuartucho

abandonado, una vez listos los pacientes, una rana, un

cien pies, y un pajarito que encontramos muerto, con

sal y aserrín para que no apestaran, procedimos a la

creación de un anuro volador y un seis pies.

El primero en ser sometido a operación fue el cien pies,

le amputamos noventa y cuatro pies y solo quedaron
seis. El anuro volador requirió más tiempo, el primer

paso fue ponerle dos patas más, dos alas y un pico de

pájaro, y después de noventa minutos, teníamos dos

nuevos insectos.

Unos días antes de entregar la colección, traíamos en

una caja de cartón las especies peligrosas, arañas,

tarántulas, avispas, abejorros y hasta un alacrán, casi
llegábamos a casa cuando Carlos, un grandullón

prepotente, que tenía un gran físico y muy mala fama,

gritó: Denme para acá esa caja, le respondí

armándome de valor: No te la puedo dar ya que su

contenido es muy valioso e importante.

¡Que me den la caja! Mi primo intervino y

dirigiéndose a mí gritó en voz alta: Entrégale la caja.

Inmediatamente comprendí y obedecí, mi primo me

arrebato la caja, la abrió y con un movimiento rápido le
dijo: Toma, y le aventó entre pecho y cara todas las

alimañas, cuando se dio cuenta de lo que era, y sintió